martes, 1 de noviembre de 2011

“APORTES FRENTE A LA CATASTROFE”

(“Catástrofe: suceso infausto que altera gravemente el orden de las cosas”)

Por:ING. MARIO JARAZ

Estoy tratando de encontrar el espacio dentro del cual formular una serie de apreciaciones sobre la catástrofe sufrida por nuestro partido, que no se, con toda honestidad, si llamarla catástrofe electoral o catástrofe ideológica, o ambas cosas.
Resulta indudable que una catástrofe ideológica, producida por decisiones ajenas a la esencia del pensamiento madre, puede promover una reacción adversa, que cuando adquiere la dimensión de los sucesos de este 2011 para la UCR, produce inexorablemente una catástrofe electoral.
La práctica electoral en la política, presenta en oportunidades reveses electorales que obligan, según las circunstancias que lo invisten, a examinar si los conceptos ideológicos que avalaron las propuestas preelectorales no resultaban adecuados, por vetustos o falsamente interpretados, y ello impondría la necesidad de una revisión y cambios muy profunda.
En casos como el relatado, podríamos decir entonces que la catástrofe electoral fue la promotora de la exploración de la ideología. De la exploración puede surgir una explosión que obligue al desapego a una ideología totalmente ajena e incapaz de proporcionar a la sociedad las soluciones adecuadas.
Juegos de palabras. Palabras que nos tratan de hacer entender o no entender nada, una realidad que a muchos no duele.
Pero… ¿Qué pasa entonces cuando del estudio de la ideología se concluye sobre sus positivas aptitudes, su vigente actualidad y su imprescindible aplicación si lo que realmente se busca es la realización global de la sociedad? ¿Qué pasa cuando es imposible, por inválidos, el provocarle cuestionamientos?
Pasa entonces, que algo superior, que es el Partido mismo, obviando los deseos, necesidades o decisiones individuales, el que nos indica que la catástrofe, que en su elaboración previa hasta nos fue sumergiendo en el ridículo, no puede ser ni ignorada, ni desconocida ni justificada a través de falsos argumentos, sino por el contrario visualizarla en su verdadera dimensión y enfrentarla con coraje, convicción y honestidad.
La catástrofe nos marca un nuevo tiempo. Es el tiempo presente, es el hoy, que nos intima a evaluar con criterio, en profundidad y con respeto sobre cuáles fueron las reales causas que nos condujeron hacia ella. De esta evaluación no pueden quedar ajenos ni los métodos utilizados, ni la solvencia ideológica con que se determinaron las formas de enfrentar el desafío electoral. La validez de las asociaciones, el desprecio por el destino del partido con que se adoptaron decisiones que negaban principios elementales de un partido político que se considera integralmente nacional.
Para tener claro el camino del futuro es preciso determinar si en nombre de poderes mínimos es válido ignorar las decisiones del conjunto.
En nombre de la honra partidaria es necesario discutir todo, absolutamente todo. Sin miedos, ni angustias ni preconceptos.
No debemos tratar de tapar el rotundo fracaso global con algunos pequeños éxitos, particularmente elogiables, pero que en nada cambian el oscuro estado presente de la Unión Cívica Radical.
¿Vamos a seguir repitiendo, despreciando la inteligencia propia y ajena, que somos los dueños de la segunda minoría en ambas Cámaras del Congreso Nacional, cuando todos sabemos que a dicha situación no la promovió la última elección, sino anteriores en las cuales la gente aún creía, en parte, que pretendíamos ser lo que éramos?
No debemos mentirnos, porque la mentira seguramente, en casos como el que estamos viviendo, no será la consejera adecuada para que encontremos las mejores maneras de salir y seguir. Debemos asumir la realidad convencidos de que la política es siempre la mejor herramienta para cambiarla. Y el radicalismo está necesitando política. Política de alto vuelo estratégico, táctico y osadamente ideológico.
Si las alianzas que realizamos fueron producto de una mala lectura de la realidad política y por eso fracasamos, digámoslo.
Si fueron exclusivamente producto de que nos quedamos sin otra alternativa y deseosos de ganar, las aceptamos y nos fue mal, digámoslo.
Si seguimos convencidos de que obramos bien y pese al fracaso avalamos lo realizado, digámoslo.
Si todo lo que hicimos nos parece que estuvo bien pese al fracaso, si estuvo bien que cada distrito, cada municipio actúe priorizando lo propio aunque ello significara un menoscabo de las necesidades del partido, si estuvo bien que los órganos partidarios funcionen tan mal como lo hicieron, digámoslo.
Pero además de decirlo, también analicémoslo, todo, con sentido crítico, entre todos.
A quienes no deseen hacerlo, o intenten impedir que se haga, debemos apartarlos de nuestro camino, porque seguir por el que ellos pretenden ya sabemos a donde conduce.
Es imprescindible, por la salud del partido, que todos los radicales, nos sintamos parte de las ratificaciones y también de las rectificaciones, y entonces estaremos cambiando nuestra propia realidad partidaria.
No nos sirve, y quedó demostrado, tener un partido con algunos dirigentes ilustrados y conocedores de todo los porque y la inmensa masa de radicales ignorando todo y compelidos a avalar y apoyar las decisiones de esos pocos. A otros partidos puede servirle, a nosotros no. Hoy, con urgencia, precisamos un radicalismo integrado en el conocimiento y el sentido de pertenencia, generoso para con quienes se lo merecen, duro para con quienes corresponda serlo y fundamentalmente ambicioso por seguir siendo la mejor opción para cambiar el país.
A partir de esa nueva realidad a crear y que hoy está ausente, podremos elaborar el mensaje que no confunda a la gente, que no la vista de incredulidad y desconfiada de la gente de la Unión Cívica Radical y entonces, seguramente, volveremos a lograr su apoyo y su respaldo que es lo que necesitamos para no desvirtuar los sueños de quienes crearon este querido y respetado Partido.
Esta convocatoria es un mero acto de voluntarismo? Rotundamente no. Es nada más y nada menos que empezar a ponerle a las cosas en verdadero nombre…
Es lo que aprendí de siempre en la Unión Cívica Radical…