lunes, 23 de julio de 2012

“PARA EMPEZAR A CAMBIAR… SI ES QUE QUEREMOS LLEGAR”


Por: Ing. Mario Jaraz

Mientras la gente, la sociedad, los municipios, las provincias, el país se siguen debatiendo en un maremágnum de problemas debido a una crisis que desde el gobierno nacional,  y algunos sectores que los acompañan,  no se quiere reconocer, la Unión Cívica Radical, o para decirlo con más claridad, un grupo de dirigentes de la UCR  de primer nivel, se encuentra en otra sintonía. No emite señales indicativas de de cual es el rumbo elegido para lograr que el partido vuelva a ser protagonista y verdadera opción de gobierno pala sociedad.
Se sigue dando vueltas con candidaturas, luchas internas y atendiendo la agenda que el gobierno le propone para ver de qué modo,  a partir de ella, lograr trascendencia o lograr conservar el rótulo de “opositor”.
Los medios de comunicación, que tampoco son los indicados para determinar cómo debemos construir nuestra estrategia ni insinuarnos cuál es la que entienden más adecuada, reflejan a diario esta triste imagen y solo comunican lo que surge de las actitudes que asumen: incoherencia política, ideológica y de acción.
Así no quisiéramos estar, pero así estamos y más allá de lo natural que es el cometer errores, cuando la coyuntura agredió la identidad,  la actitud debe ser el reparar el problema y no permitir la deformación de aquella.
Absolutamente nadie puede quitarle al Señor Cobos su deseo de presentarse como candidato a Diputado Nacional, como tampoco nadie puede prohibírselo, pero estoy seguro que nosotros, los radicales deberíamos ser un poco más exigentes en la elección de nuestros representantes si queremos mejorar nuestras posibilidades como partido al que la sociedad le está reclamando fundamentalmente, entre otras cosas,  especialmente un retorno a las fuentes de conducta que la identificaban.
Nadie puede quitarle al Señor Cobos el mérito de haber sido Vice presidente de la Nación, pero tampoco nadie puede olvidar que lo hizo con una fórmula del Frente Para La Victoria, (¿neoperonismo, falso progresismo, línea interna del justicialismo, kirchnerismo, ...?) acompañando a la Actual Presidente de la Nación, apoyando, promoviendo y compartiendo un plan de acción y de gobierno ajenos a los principios radicales, siendo partícipe, por su acercamiento y acompañamiento de las acciones del entonces Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, que tenía como fin primero destruir a la UCR.
 ¿De todo tenemos que olvidarnos? ¿Por qué?
Tampoco olvido que fue el Tribunal de Disciplina de la UCR, el que le levantó la sanción, supuestamente ejemplificadora,  que anteriormente le había aplicado,  en un fallo orquestado entre "gallos y medianoche" a instancias de algunos dirigentes que ansiaban,  en ese tiempo,  encontrar al "iluminado" que pudiera venir a cubrir un espacio de liderazgo que por ineptitud, errores o falta de las condiciones naturales para serlo, no se había podido llenar. Varios pretendieron vestirlo de héroe y la actitud de sumisión  a sus deseos y decisiones, que muchos  asumieron mientras continuó estando en el gobierno, fue una lamentable muestra del desprecio a una histórica línea de acción radical que siempre priorizó la vigencia de los principios como camino hacia el fortalecimiento del partido y su identidad frente a coyunturas que podían significar un posible acercamiento al éxito.
No estoy planteando una campaña en contra de las pretensiones del Ing. Cobos, sino que su actuación política, por la trascendencia que la misma tuvo, es un buen elemento para analizar la increíble ambigüedad en la que se  desenvuelve a la UCR.
Se estaba ratificando, en ese momento,  como la cultura peronista instalada en gran parte de nuestra sociedad,  se introducía cada vez con más consistencia dentro de las filas de la dirigencia de nuestro partido que desesperadamente buscaba caminos para acceder al poder, sin brindarle importancia ni a  cuales fueran ellos, que calidad ostentaban, si eran compatibles con nuestra propia esencia, si el transitarlo nos aseguraba la posibilidad de aplicar todo aquello que el radicalismo entiende como imprescindible para direccionar al País y la Sociedad por el camino de la realización. Eran tiempos en los que  las concesiones  realizadas hasta nos intimaban también al desconocimiento de nuestros propios símbolos, emblemas y fortalezas. Una de las  consecuencias directas de la incoherencia con que se estaba manejando el partido, y  que aún hoy  no se corrige,     fue la transformación del gran partido nacional en una confederación de partidos provinciales. Con el fin de evitar posibles enfrentamientos se determinó, erróneamente según mi visión, en que se debían respetar las estrategias territoriales.
Los fracasos electorales y especialmente el retiro del apoyo de la masa “radical”, no solo fue un castigo a las equivocaciones,  sino también un fuerte llamado a la reflexión y el cambio de actitudes. Un pedido de respeto   de los militantes y adherentes  hacia su propia inteligencia, porque  no querían más continuar teniendo que aceptar fórmulas experimentales que lo único que conseguían era acentuar un retroceso del partido, que lo llevó a tener diagnóstico de desaparición, y la ausencia de  “verdaderos radicales” en espacios de trascendencia para aportar a la República soluciones reales.
Pero parece que nada cambia. Ya transcurrieron más de 7 meses desde que los mismos pusieron en marcha el “nuevo experimento” en la dirigencia del Comité Nacional y todo parece seguir igual. No queremos que fracasen, queremos que se den cuenta que se deben hacer otras cosas para que la UCR recupere el espacio de opción de gobierno que históricamente siempre tuvo en la sociedad. Espacio que no fue ganado a través de una campaña publicitaria sino de acciones generadas por Radicales que cuando llegaron al poder se esforzaron por ser más Radicales porque esto si les aseguraba acertar en sus decisiones.
Celebro la presentación del proyecto del Senador Morales del proyecto de ley sobre la necesidad de recuperar los Ferrocarriles aún sin conocerlo, pero también quiero que el partido debata y tome postura sobre temas tan importantes y conflictivos como la Coparticipación Federal, la seguridad, la educación, los subsidios, el Indec, la necesidad de rever o reestudiar si está bien o no que las regalías petroleras sean exclusivamente para las provincias en cuyo subsuelo se encuentra este artículo tan influyente y los réditos que al Estado le deja la producción de cereales, en los últimos tiempos especialmente la soja, se repartan entre todas las provincias del país.
Deseo que se debata y elaboren proyectos sobre todos y cada uno de los temas que afectan la libertad, la igualdad y la equidad. Me gustaría que sea nuestro partido el que promueva el debate sobre las reformas del Código Civil que propone el Poder Ejecutivo.
No pretendo con estas propuestas de debate de temas  en el Partido transgredir lo que la Constitución Nacional dispone en el sentido de que el pueblo no debate ni gobierna sino a través de sus representantes, ni invadir el campo de los legisladores, pero estoy plenamente convencido de que es una necesidad imperiosa hacerlo para que nuestros representantes expresen el pensar de todos los radicales y no  posturas individuales que en algunas oportunidades no reflejan el sentir general ni encuentran fundamentos en la ideología del partido.
Pretendo que nos animemos a cambiar la forma de hacer política. Que las decisiones se compadezcan con el pensar de un partido que  siente a sus militantes y adherentes como comprometidos generadores de ideas.
Este simple escrito no es un  cuestionamiento al Ing. Julio Cobos por el mismo, ya que confieso que El Ing Cobos es una  persona a la que no conozco y con la que en una sola oportunidad,  siendo yo  Vicepresidente 1º del Comité Nacional de la UCR y el Gobernador de la Provincia de Mendoza, ante la actitud que asumiera de ignorar la pertenencia de su Gobierno  al partido, le solicité,  en una muy corta conversación telefónica, una entrevista personal que nunca se concretó, lo que pretendo es que frente al momento que está viviendo nuestro país, la ya muy próxima posibilidad  de producir cambios en la composición de los Poderes Legislativos de la Nación y casi todas las Provincias, tomemos conciencia plena y responsablemente miremos y analicemos, todos y cada uno de nosotros, las acciones que protagonizamos como grupo político e individualmente, asumamos nuestras culpas, sean estas por acción o por omisión, y entre todos, repito: entre todos, llevemos adelante las correcciones que fueran preciso formular y honremos a nuestros antecesores tratando de parecernos un poquito más a lo que debe ser un integrante de la Unión Cívica Radical.
Animémonos y asumamos la realidad de que no estamos funcionando bien y que no estamos logrando despertar expectativas. Solo esta actitud nos posibilitará cambiar el rumbo. Ignorar, enojarse, denostar, cerrarse en una única visión, no son las actitudes más propicias para al partido.  
Solo intento aportar mirando la realidad, trato de no engañarme, quiero contribuir a despejar la verdadera política radical  que últimamente obviamos.
Puedo estar equivocado en algo o en todo, pero hay algo que me mueve y es la necesidad de asumir la verdad, que como alguien dijo: “La verdad no es buena ni mala, solo es la verdad”.         

sábado, 7 de julio de 2012


“EL RUMBO DE LA UNION CIVICA RADICAL”
Por: Ing. Mario Jaraz

A través de la  lectura de un comunicado de la Dirección de Prensa del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical he tomado conocimiento de la decisión adoptada en una reunión nacional organizada por el mismo, a la que no fui convocado pese a ser integrante del Plenario del Comité Nacional en representación de la Provincia del Chaco, en el sentido de que la responsabilidad de las elecciones de Legisladores a realizarse durante el año 2013 son responsabilidad exclusiva de cada uno  los Distritos provinciales. Esta resolución es coincidente con declaraciones que anteriormente  formulara el Presidente del Comité Nacional a los medios de comunicación,  exponiendo su parecer.
Disiento con esta determinación y la ratificación de ese pensamiento me llevaron a exponer algunas reflexiones que espero sean útiles en este momento tan particular que vive nuestro partido. 
Hay cosas que suceden en los partidos políticos que resultan realmente insólitas y muy difíciles de entender.
Es evidente que uno de las cosas que muy pocas veces realizan  quienes dirigen los partidos políticos o actúan representándolo,  es el  análisis  de su actuación individual con relación al rol que está cumpliendo como consecuencia de su participación en la  política,  la incidencia que la misma ha tenido en el funcionamiento del partido y como consecuencia,  cual fue el impacto que las mismas tuvieron en la sociedad, sobre todo en aquel segmento que,  más allá de los que siempre han adherido al partido, habían generado algún tipo de expectativa positiva.
La falta de voluntad por revisar las acciones, tanto personales como del conjunto,  puede ser considerada como una falta de consideración y respeto por el pensamiento de los  demás pero también una  conducta poco dispuesta a la generación de cambios, correcciones o rectificación de rumbos que de alguna manera pudieran suponer algún tipo de desplazamiento de los lugares de privilegio.
El instrumento a partir del cual,  desde fuera de las estructuras, la sociedad se expresa sobre la bondad y calidad de las actuaciones individuales y de los partidos políticos que los agrupan, son sin dudas los actos electorales. Sus números son siempre elocuentes transmisores del sentir general de la gente y los mismos no pueden ser ignorados al momento de tratar de entender los porque de los rechazos sufridos.   
Pero lamentablemente, ni la contundencia de los resultados electorales adversos que la UCR está padeciendo en los últimos años parecen tener la  suficiente fuerza  como para promover acciones que indiquen la necesidad de profundizar en la búsqueda de  las causas y los porque,    que determinaron tan baja  cantidad de aceptaciones.
Lo normal es la utilización de escusas pre armadas cuyo único móvil es encontrar causas exógenas que argumenten  que la derrota, cuando se está en la oposición, fue provocada por el indiscriminado uso que se hace desde el oficialismo de las estructuras y el dinero del gobierno, y cuando la situación es a la inversa, que los resultados se deben especialmente a un heterogéneo agrupamiento de fuerzas políticas  confabuladas con diferentes corporaciones que siempre apuestan al fracaso de los gobiernos como manera de acentuar su poderío.
Pero pocas veces, o casi nunca, podemos conocer conclusiones surgidas de grandes y abiertos debates que entre otros testimonios   incorporen también a  los errores cometidos, muchos de ellos graves, como causantes de las debacles sufridas.
Perdemos, pero observando la conducta de nuestros dirigentes, da la impresión que la culpa la tuvieron los votantes por no haber sabido elegir. Nosotros no nos equivocamos en nada. Ni en los planteos, ni en las alianzas, ni en los agrupamientos, ni en las personas que nominamos, etc.
Resulta asimismo alarmante  observar que el    silenciar los errores deja abierto el espacio para que los “capitanes de las derrotas” como se los llama vulgarmente,  continúen actuando con total abuso frente a  militantes y adherentes, y sigan usufructuando de los cargos de relevancia sin ningún tipo de pudor.
Ningún dirigente político cree en la necesidad de brindar explicaciones de sus actos. Resultan hasta agresivas las actitudes que asumen cuando desde algunos espacios se los llega a   inquirir o cuestionar por sus actos.
Además no es la coherencia ideológica una señal distintiva de sus labores. La necesidad del triunfo y el acceso al poder, como objetivo exclusivo del accionar político,  pareciera ser el callejón en  el cual encuentran espacios las incongruencias, la desviación ideológica y las increíbles e inconsistentes explicaciones.
¿Por qué esta introducción?
Porque no entiendo más a los dirigentes de mi Partido, la Unión Cívica Radical. Un partido grande, con una real  cobertura nacional, claro en su ideología y objetivos, sostenido por un amplísimo sector de la sociedad, que está siendo convertido, por obra y gracia de las continuas decisiones de su dirigencia,  en una simple confederación de   partidos provinciales, en  la que cada uno practica el juego que le parece más le conviene sin importarle que esta situación provoque en el  Partido la disolución de su envergadura, una profunda fragmentación    y la pérdida de credibilidad por parte de la sociedad.
Este escenario atomizado que se presenta en lugar de propiciar el fortalecimiento del federalismo promueve la indisimulada confrontación entre los diferentes intereses provinciales que desplaza del debate la  imprescindible tarea de la política radical,  y por ende de sus representantes, de luchar y bregar constantemente por un país de iguales y para todos. El alto sentido del Federalismo que siempre promovió el radicalismo conlleva consigo como elemento innegociable    la subordinación de lo particular a lo general.  Un verdadero partido nacional no puede exhibir posturas parciales,  contradictorias entre sí, en su concepción y en la determinación de las prioridades para poder  desterrar las desigualdades  provinciales existentes.  
Con la medida adoptada estamos predisponiendo a que nuestros dirigentes promuevan  en sus provincias, asociaciones de partidos con el único fin de lograr el triunfo,   aunque ello signifique el otorgamiento de concesiones, hasta doctrinarias,  impensadas para otros tiempos. Pareciera que alguien se olvidó de aquella máxima de don Hipólito Irigoyen que expresaba que no importaba cuantas elecciones se perdían si la causa era la conservación de los principios.  
Estamos fomentado la aparición de contradicciones indisimulables pero muy molestas entre decisiones adoptadas en distintas provincias.   
No estoy hablando desde lo abstracto, sino desde las consecuencias reales que una conducta como la que nuevamente se propone,  provocara  en diversas oportunidades en los últimos años.
Con gran dolor y sin ánimo de ofender a nadie, podemos decir que la imagen que  llegamos a percibir es la de dirigentes buscando espacios, o personas,  dispuestas a llevar a la UCR y a ellos mismos como complemento de otros proyectos, generalmente diferentes, ofreciendo a cambio una trayectoria partidaria ayer señera y dominante.
¿Y entonces, porque se insiste? ¿Dónde queda la dignidad de la UCR, otrora realmente un gran partido nacional convertido hoy en un reducto contestatario totalmente segmentado? Sin detallar actitudes personales causantes de enormes perjuicios al partido operando desde otros espacios al que acudieron comprados por el aroma a poder que se les ofrecía y hoy deseando ser referentes en un retorno provocado por los rechazos personales de actitudes que por ignorancia o petulancia, en nombre de las ambiciones personales, no se podían ni debían ser desconocidas.
Todavía hoy está la UCR sufriendo las consecuencias de las conductas erráticas y pendulares de muchos de sus principales dirigentes que llevaron al partido a tener que soportar el descreimiento de la sociedad y a determinados personajes a luchar para intentar disimular el ridículo del que intentan volver.
No es preciso relatar en detalle lo inconveniente que resultaron las asociaciones con  Lavagna y De Narvaez, entre otras, porque son conocidas por todos, pero especialmente porque los resultados obtenidos en las elecciones   nos eximen de agregar argumentaciones.
Fuimos muchos los que, tratando de aportar para el partido, intentamos explicar lo inexplicable y muchos somos los que no comprendemos en nombre de que se insiste en metodologías que para lo único que sirvieron fue para desprestigiar a nuestro Partido y ubicarlo en un sitio no acorde a los valores que ostenta, del cual la única manera que existe para rescatarlo, es a partir del retorno a todo lo que realmente es la UCR por historia, por capacidad de ser presente, escapando de la imagen de un simple grupo faccioso que vive exclusivamente buscando espacios de poder para algunos de sus “capos”, que cuando suelen llegar, no saben realmente para que están y solo se suman resignadamente a tratar, intentando colocarse en el rol de opositores, la agenda que otros le proponen.
Cambiar de actitud debe ser la consigna, pero para convencerse de que ese es el camino, es imprescindible saber que se es….