jueves, 22 de enero de 2009

“LA RENOVACION EN LA POLITICA” *Por el Ing. Mario Jaraz

La actividad política, o quizás para lograr mayor exactitud debiéramos decir: A los actores de la política, el término “renovación” les provoca un abanico de sensaciones que pueden abarcar desde la irritación hasta la rabia, o desde la alteración hasta la violencia.
¿Cuál es la circunstancia que suscita estas reacciones cuando la lógica indica que la presencia de otros iguales, con similares aspiraciones, es una situación que debería ser no solo conocida por los participantes sino también aceptada como normal?
Esta pregunta, que automáticamente nos presenta el problema como algo solo inherente a la conducta de los hombres, en nombre de la justeza del análisis y de las exigencias que nos debemos plantear ante una realidad que no admite postergaciones en la toma de decisiones fundamentales, nos obliga a pretender efectuar algunas consideraciones dentro del ámbito total de la política como herramienta, dejando para otra circunstancia el análisis de la renovación en las otras disciplinas que tienen que ver con la vida de los hombres, como la economía, la educación, los derechos, etc.
Cuando en los partidos políticos se habla de “renovación”, los campos que se presentan son dos: el ideológico que da sustento a las propuestas y el de las personas que representan al partido en distintos estamentos del Estado y de aquellos que lo dirigen.
Un partido político activo, con ansias de poder, con preocupación permanente por los acontecimientos y la problemática social, que pretende poder ofrecer constantemente soluciones modernas que se compatibilicen con la dinámica con que evolucionan y cambian las situaciones, debe desarrollar una intensa actividad de estudio y debate, adoptando como actitud permanente el de la convocatoria, participación e integración de todos sus afiliados y simpatizantes a trabajar junto a los actores sociales que aún sin compartir la ideología que identifica al partido, sientan el deseo de cooperar.
Esta actividad, que sin dudas requiere del esfuerzo intelectual y material permanente, traerá sin dudas beneficios especiales para el partido y para toda la gente que se involucre y especialmente representará una toma de conciencia de la importancia que significa para la sociedad el que los partidos políticos se transformen en el ámbito propicio para la transformación de los “habitantes espectadores” en “ciudadanos participes”, y para los partidos políticos el asumir plenamente y en toda su dimensión la responsabilidad que representa la elaboración de los mejores proyectos y el elegir a los hombres más aptos para intentar llevarlos a cabo.
El fracaso de diversas ideologías que en su momento pretendieron atribuirse la propiedad de la verdad de las soluciones y que dejaron diseminada la injusticia, la indignidad, el hambre, la pobreza, hacen que el compromiso para los partidos políticos sea particularmente esencial, por cuanto un número extremadamente alto de la población mundial, ante estos fracasos, ha pasado a formar parte de la mayoría cruelmente víctima de la ambición de los menos y de la falta de visión de quienes implementaron e intentaron llevar a cabo esas ideologías.
Muchas veces, en su desesperación, la sociedad hasta admite incoherencia, pero lentamente se va dando cuenta de que un futuro sustentable depende de la calidad del sustento ideológico y de la consistencia del producto que se aplique.
El humor de la sociedad no es hoy el más propicio para entender que todo cambio requiere tiempo, pero su inteligencia la impulsa a intensificar su propio sacrificio si contempla que lo que se le propone tiene visos de realidad y posibilidad de concreción real.
La sociedades no se suicidan si la política, en la integridad de su contenido, los partidos políticos generando responsablemente ideas que vivifiquen el espíritu, y los dirigentes, actuando mancomunadamente, son capaces de honrar el espacio que les otorga.
Sin duda significa un desafío. Para todos, porque es indispensable que, en nombre de una mejor calidad, todos participen en la política, puesto que es preciso entender y no soslayar que es ella la que marca y determina nuestras vidas.
O se es espectador de la vida o se es protagonista. El serlo no significa la búsqueda de un cargo político sino el compromiso del aporte permanente de ideas y energía, sin especulaciones. Insertando y contribuyendo desde su propio ámbito para la más apta dilucidación de las complejidades que envuelven los problemas
Intentamos demostrar que la renovación permanente en el campo de la doctrina y de la realización, es imprescindible para los partidos políticos y que todo esta adherido a la inteligencia y capacidad conque estos son conducidos.
Aseveramos y afirmamos que es posible.
¿Y los hombres que representan y dirigen los partidos políticos también entienden la importancia de la renovación?
Este, aunque parezca minúsculo frente a la dimensión de lo planteado, representa un verdadero problema para los partidos políticos.
La gran mayoría de los individuos, que por su capacidad, o su suerte, o ambas cosas, accedieron a un ámbito tanto dirigencial como de representación, al momento de expirar sus mandatos recurren a toda suerte de artilugios con el fin de renovar los mismos, olvidando o por lo menos pretendiendo olvidar la importancia de los más diversos ámbitos que ofrece un partido político para desarrollar la actividad que con toda fruición han abrazado.
Intentan también obviar que dentro de su propio partido existen otros hombres con los mismos deseos y legítimas aspiraciones y que la renovación, cuando es bien practicada, no es más que un mecanismo de alternancia que permite que el partido, a la vez que procura remozar sus cuadros, trata de permitir que todos a los que considere aptos puedan tener su oportunidad.
Esta es una de las grandes diferencias que existen entre los proyectos personales que últimamente accedieron a la política y la que ofrecen los partidos políticos, donde la continuidad de una línea de pensamiento esta asegurada por razones de similitud de pertenencia doctrinaria.
Nunca una sustitución debe ser asimilada al desplazamiento
, sino a un cambio de ámbito de actuación.
No voy a tratar de adoptar la actitud hipócrita de pretender ignorar que mientras los cargos de representación normalmente son remunerados materialmente, mientras los cargos partidarios y la militancia activa conllevan consigo la gratificación espiritual del sentirse útiles en lo personal y lo social, la diferencia obliga aún más a que todos entiendan de que la predisposición por la renovación real de los hombres, luego de los períodos que el grupo le otorgó y la sociedad aceptó con su voto, debe ser absolutamente aceptada, no sólo por quien ostenta la representación, sino también por quien aspira a tenerla.
La comprensión, puesta en práctica y aceptación de estas reglas de juego marcan las diferencias entre una manera de entender a la política como un servicio a la sociedad y otra en la cual esta se entremezcla más de lo conveniente con un servicio a si mismo.
Con toda intención no introdujimos el pensar de la sociedad sobre los representantes, pese a que es algo fundamental y muy tenido en cuenta por parte de los partidos puesto que esta mirada tiene que ver con las posibilidades de acceso al poder, y lo hicimos porque priorizamos, en este breve análisis, observar las cosas especialmente desde dentro de los partidos, de su realidad cotidiana, de lo que les pasará al formar sus listas de candidatos a diputados nacionales y provinciales para las elecciones de este año 2009, concluyendo en este sentido de que es también función de los partidos políticos enseñar y exigir a su gente el cumplimiento de estas reglas.
Para terminar: Algunos de los sinónimos de renovar son: remozar, modernizar, refrescar, rejuvenecer, reverdecer, revivir, vivificar, etc.
¿Quién se puede oponer a esto, si mañana puede tener una nueva oportunidad?

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