sábado, 27 de agosto de 2011

“OPINANDO SIN MIEDO”

Escribe: Ing. MARIO JARAZ

Me permito formular una opinión que surge especialmente de mi apego a la importancia fundamental de las ideologías y el respeto por las identidades que las mismas provocan y por el diario comentar con la gente que no tiene ni busca cargos, con aquel que se siente feliz por pertenecer y que ha observado con total sorpresa como, en la búsqueda urgente del triunfo, los “popes” radicales obviaron, en sus acciones y decisiones, especialmente una palabra que otrora identificaba la conducta de quien participaba del partido. "RADICAL".

Ser radical significaba mucho, pero hoy, leyendo y escuchando el texto de la declaración surgida del plenario efectuado en el Partido para analizar los acontecimientos, EL MILITANTE RADICAL se encuentra con un mensaje que insinúa pertenencia pero que en los hechos y propuestas, no se verifican.

Es preciso volver a las fuentes. Ello significará respetar la inteligencia de los radicales, recuperar su apoyo, y porque no el de los independientes que buscan el retorno de la autenticidad que les permita tener la falta de previsibilidad que hoy los trastorna.

Tiempo hay si se actúa con inteligencia, tiempo no hay si el golpe sufrido produce resignación.

Leer algunos comentarios periodísticos, que son a los que más accede la gente, produce pánico.

Perfecta y muy Radical la actitud de Ricardo Alfonsín haciéndose cargo de la baja performance de la UDESO, pero lamentablemente, repitiendo actitudes que ya conocimos, vemos que ninguno de los otros partidos integrantes de la Unión formulan comentarios acordes. Esta es una conducta que no nos puede llamar la atención, pues es repetitiva de la que tuvieran todos aquellos con los que el partido se asoció en diversas oportunidades. Cuando los resultados no acompañaban las expectativas siempre quedamos solos. Recordemos al Frepaso, a los partidos que decían acompañar a Lavagna, etc...

Nuestra gran preocupación es la UCR. No podemos retroceder, no podemos renegar de todo aquello que dijimos en campaña porque son propuestas válidas, lo que tenemos que hacer es buscar que debemos agregar o quitar, mejorar o borrar y fundamentalmente detenernos en la búsqueda de una clara explicación que, sin despertar miedos, le cuente a la sociedad los riesgos que para nuestro hoy supuestamente sólido bolsillo representa la crisis internacional y las medidas que deberían tomarse para que la misma no produzca efectos desastrosos tanto en la economía del país como en la de las clases más débiles de nuestra sociedad.

Tal vez debamos trabajar fuertemente para lograr credibilidad en nuestros dirigentes, para a partir de ella conseguir que la gente acepte sus discursos como actos de responsabilidad y no como meros mensajes de campaña electoral.

Debemos lograr que nuestros ciudadanos vuelvan a creer en la verdad y en la necesidad de que esta oportunidad que el mundo le está dando al país en lo económico no puede ser desaprovechada por políticas mal implementadas o por falta de políticas. Tendremos que encontrar la manera de reencontrar al ciudadano con sus dirigentes que, cuando irradian seriedad y credibilidad, son los que les deben ofrecer el mejor camino.

Para todo, esto que intenta ser simplemente un aporte y no una crítica coyuntural y mal intencionada, lo primero que tenemos que hacer es ser coherentes.

Coherencia significa que si proclamamos ser un partido nacional debemos terminar con discursos que sólo transmiten inseguridad y desorientación. Que cada distrito haga lo que le plazca en función a determinados intereses locales, no es la forma más adecuada de construir coherencia política. Admitir esta posibilidad es reconocer la falta de debate, consulta, intercambio de opiniones entre los integrantes del grupo social, y esto se da normalmente, cuando no se quiere exponer la realidad o se la esconde especulando con eventuales traspiés para luego provocar cambios y colocar como ciertas, ideas inadmisibles para un partido como la UCR que si pudo mantener a lo largo de más de cien años vigencia, se debió a que sus integrantes siempre entendieron que habían muchas cosas más importantes que las apetencias e intereses personales.

Actuemos hoy con grandeza. Encolumnemonos detrás de la figura de nuestros candidatos a la Presidencia del País y colaboremos entregando las mejores ideas que nuestra inteligencia sea capaz de producir. Tiempo hay, pero los equipos que trabajan detrás del Dr. Alfonsín también deben abrir las puertas y prestarse al diálogo y el debate...

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