“EL RUMBO DE LA
UNION CIVICA RADICAL”
Por: Ing. Mario Jaraz
A través de la lectura de un comunicado de la Dirección de
Prensa del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical he tomado conocimiento de
la decisión adoptada en una reunión nacional organizada por el mismo, a la que
no fui convocado pese a ser integrante del Plenario del Comité Nacional en
representación de la Provincia del Chaco, en el sentido de que la
responsabilidad de las elecciones de Legisladores a realizarse durante el año 2013
son responsabilidad exclusiva de cada uno
los Distritos provinciales. Esta resolución es coincidente con
declaraciones que anteriormente
formulara el Presidente del Comité Nacional a los medios de
comunicación, exponiendo su parecer.
Disiento con esta determinación y la
ratificación de ese pensamiento me llevaron a exponer algunas reflexiones que
espero sean útiles en este momento tan particular que vive nuestro partido.
Hay cosas que suceden en los partidos
políticos que resultan realmente insólitas y muy difíciles de entender.
Es evidente que uno de las cosas que
muy pocas veces realizan quienes dirigen
los partidos políticos o actúan representándolo, es el análisis de su actuación individual con relación al rol
que está cumpliendo como consecuencia de su participación en la política, la incidencia que la misma ha tenido en el
funcionamiento del partido y como consecuencia,
cual fue el impacto que las mismas tuvieron en la sociedad, sobre todo
en aquel segmento que, más allá de los
que siempre han adherido al partido, habían generado algún tipo de expectativa
positiva.
La falta de voluntad por revisar las
acciones, tanto personales como del conjunto, puede ser considerada como una falta de
consideración y respeto por el pensamiento de los demás pero también una conducta poco dispuesta a la generación de
cambios, correcciones o rectificación de rumbos que de alguna manera pudieran
suponer algún tipo de desplazamiento de los lugares de privilegio.
El instrumento a partir del cual, desde fuera de las estructuras, la sociedad se
expresa sobre la bondad y calidad de las actuaciones individuales y de los
partidos políticos que los agrupan, son sin dudas los actos electorales. Sus
números son siempre elocuentes transmisores del sentir general de la gente y
los mismos no pueden ser ignorados al momento de tratar de entender los porque
de los rechazos sufridos.
Pero lamentablemente, ni la
contundencia de los resultados electorales adversos que la UCR está padeciendo
en los últimos años parecen tener la suficiente
fuerza como para promover acciones que
indiquen la necesidad de profundizar en la búsqueda de las causas y los porque, que determinaron tan baja cantidad de aceptaciones.
Lo normal es la utilización de
escusas pre armadas cuyo único móvil es encontrar causas exógenas que argumenten
que la derrota, cuando se está en la
oposición, fue provocada por el indiscriminado uso que se hace desde el
oficialismo de las estructuras y el dinero del gobierno, y cuando la situación
es a la inversa, que los resultados se deben especialmente a un heterogéneo
agrupamiento de fuerzas políticas
confabuladas con diferentes corporaciones que siempre apuestan al
fracaso de los gobiernos como manera de acentuar su poderío.
Pero pocas veces, o casi nunca,
podemos conocer conclusiones surgidas de grandes y abiertos debates que entre otros
testimonios incorporen también a los errores cometidos, muchos de ellos
graves, como causantes de las debacles sufridas.
Perdemos, pero observando la conducta
de nuestros dirigentes, da la impresión que la culpa la tuvieron los votantes
por no haber sabido elegir. Nosotros no nos equivocamos en nada. Ni en los
planteos, ni en las alianzas, ni en los agrupamientos, ni en las personas que
nominamos, etc.
Resulta asimismo alarmante observar que el silenciar los errores deja abierto el espacio
para que los “capitanes de las derrotas” como se los llama vulgarmente, continúen actuando con total abuso frente
a militantes y adherentes, y sigan
usufructuando de los cargos de relevancia sin ningún tipo de pudor.
Ningún dirigente político cree en la
necesidad de brindar explicaciones de sus actos. Resultan hasta agresivas las
actitudes que asumen cuando desde algunos espacios se los llega a inquirir o cuestionar por sus actos.
Además no es la coherencia ideológica
una señal distintiva de sus labores. La necesidad del triunfo y el acceso al
poder, como objetivo exclusivo del accionar político, pareciera ser el callejón en el cual encuentran espacios las
incongruencias, la desviación ideológica y las increíbles e inconsistentes
explicaciones.
¿Por qué esta introducción?
Porque no entiendo más a los
dirigentes de mi Partido, la Unión Cívica Radical. Un partido grande, con una
real cobertura nacional, claro en su
ideología y objetivos, sostenido por un amplísimo sector de la sociedad, que
está siendo convertido, por obra y gracia de las continuas decisiones de su
dirigencia, en una simple confederación
de partidos provinciales, en la que cada uno practica el juego que le
parece más le conviene sin importarle que esta situación provoque en el Partido la disolución de su envergadura, una
profunda fragmentación y la pérdida de credibilidad por parte de la
sociedad.
Este escenario atomizado que se
presenta en lugar de propiciar el fortalecimiento del federalismo promueve la
indisimulada confrontación entre los diferentes intereses provinciales que
desplaza del debate la imprescindible
tarea de la política radical, y por ende
de sus representantes, de luchar y bregar constantemente por un país de iguales
y para todos. El alto sentido del Federalismo que siempre promovió el
radicalismo conlleva consigo como elemento innegociable la subordinación de lo particular a lo
general. Un verdadero partido nacional
no puede exhibir posturas parciales,
contradictorias entre sí, en su concepción y en la determinación de las
prioridades para poder desterrar las desigualdades
provinciales existentes.
Con la medida adoptada estamos predisponiendo
a que nuestros dirigentes promuevan en
sus provincias, asociaciones de partidos con el único fin de lograr el
triunfo, aunque ello signifique el
otorgamiento de concesiones, hasta doctrinarias, impensadas para otros tiempos. Pareciera que
alguien se olvidó de aquella máxima de don Hipólito Irigoyen que expresaba que
no importaba cuantas elecciones se perdían si la causa era la conservación de
los principios.
Estamos fomentado la aparición de
contradicciones indisimulables pero muy molestas entre decisiones adoptadas en
distintas provincias.
No estoy hablando desde lo abstracto,
sino desde las consecuencias reales que una conducta como la que nuevamente se
propone, provocara en diversas oportunidades en los últimos años.
Con gran dolor y sin ánimo de ofender
a nadie, podemos decir que la imagen que
llegamos a percibir es la de dirigentes buscando espacios, o personas, dispuestas a llevar a la UCR y a ellos mismos
como complemento de otros proyectos, generalmente diferentes, ofreciendo a cambio
una trayectoria partidaria ayer señera y dominante.
¿Y entonces, porque se insiste?
¿Dónde queda la dignidad de la UCR, otrora realmente un gran partido nacional
convertido hoy en un reducto contestatario totalmente segmentado? Sin detallar
actitudes personales causantes de enormes perjuicios al partido operando desde
otros espacios al que acudieron comprados por el aroma a poder que se les
ofrecía y hoy deseando ser referentes en un retorno provocado por los rechazos
personales de actitudes que por ignorancia o petulancia, en nombre de las
ambiciones personales, no se podían ni debían ser desconocidas.
Todavía hoy está la UCR sufriendo las
consecuencias de las conductas erráticas y pendulares de muchos de sus
principales dirigentes que llevaron al partido a tener que soportar el
descreimiento de la sociedad y a determinados personajes a luchar para intentar
disimular el ridículo del que intentan volver.
No es preciso relatar en detalle lo
inconveniente que resultaron las asociaciones con Lavagna y De Narvaez, entre otras, porque son
conocidas por todos, pero especialmente porque los resultados obtenidos en las
elecciones nos eximen de agregar argumentaciones.
Fuimos muchos los que, tratando de
aportar para el partido, intentamos explicar lo inexplicable y muchos somos los
que no comprendemos en nombre de que se insiste en metodologías que para lo
único que sirvieron fue para desprestigiar a nuestro Partido y ubicarlo en un
sitio no acorde a los valores que ostenta, del cual la única manera que existe
para rescatarlo, es a partir del retorno a todo lo que realmente es la UCR por
historia, por capacidad de ser presente, escapando de la imagen de un simple
grupo faccioso que vive exclusivamente buscando espacios de poder para algunos
de sus “capos”, que cuando suelen llegar, no saben realmente para que están y
solo se suman resignadamente a tratar, intentando colocarse en el rol de
opositores, la agenda que otros le proponen.
Cambiar de actitud debe ser la
consigna, pero para convencerse de que ese es el camino, es imprescindible
saber que se es….
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