lunes, 17 de mayo de 2010

“LA VISITA DEL DR. RICARDO ALFONSIN AL CHACO”

Por: Ing. Mario Jaraz

El Doctor Ricardo Alfonsin, diputado de la Nación por la Unión Cívica Radical, Vicepresidente primero de la Cámara de Diputados de la Nación, estuvo en el Chaco.
Habló. Habló mucho y muy bien. En cada palabra expresaba una definición, en cada definición demostraba un gran compromiso y en cada compromiso una inmensa capacidad, calidad y conocimientos.
Fue muy franco. Expresó su pensamiento de que para lograr que la política cumpla adecuadamente su rol transformador y los hombres dedicados a la política sean auténticamente aptos para materializar sus propuestas y cabalmente idóneos y competentes como para no defraudar las expectativas ni la esperanza de la gente, es preciso efectuar un rotundo cambio en el modo en que se la piensa y en la forma en que se la ejecuta.
Expreso su convencimiento del rol fundamental de la militancia activa y comprometida, con la gente y con lo que representa el partido. En determinado momento, corroborando su sentir, enfatizó:
¡MÁS FILOSOFIA Y MENOS ENCUESTAS!
Con la voz ronca producto de la pasión que pone en cada uno de los actos en los que le toca dirigirse a los asistentes, Ricardo Alfonsin dejo claramente expuesta su visión del camino que debe adoptarse para lograr que la política recupere su sustento básico que es la doctrina, los principios, la ideología y poder entonces ocuparse de los graves problemas que aquejan a la sociedad, tanto argentina como mundial.
A un problema que calificó como “…la deuda pendiente de la democracia” e identificó como “…la deuda social”, “la dictadura de la pobreza”, lo colocó en la cúspide de los problemas que urgentemente se deben solucionar.
No como especulación electoralista, sino debido a un mandato ideológico recibido.
En todos sus mensajes, ricos en definiciones de alto contenido social, abordaba con gran consistencia aspectos de la situación política nacional, la problemática del funcionamiento de la república, el recuerdo a su padre, las diferencias esenciales con el justicialismo, pero invariablemente con asiduidad retornaba al problema del hombre negado de los beneficios que le corresponden cuando no funcionan en similar sintonía la libertad y la igualdad.
Pertinazmente insistió en los dramáticos efectos de las situaciones formales que no se transforman en posibilidades reales, demostrando el nivel de privilegio que tienen aquellos que por posición económica disfrutan de la integridad de una de las condiciones elementales que por derecho deben ser usufructuadas por el total de los integrantes de la sociedad.
Con su característica vehemencia explicó que cuando la organización comunitaria, por diseño y/o determinación de prioridades de parte de quienes la dirigen, resulta inepta para brindar salud, educación, trabajo y seguridad a sus integrantes, pese a lo cual dichos dirigentes suelen contar con el apoyo de la gente, aún de los castigados, resulta imprescindible insistir con total osadía en la necesidad de explicar y enseñar que las causas que marcan su hoy y su destino, no son producto ni de designios especiales ni de cuestiones meramente casuales, sino que responden a una manera de entender la vida, de visualizar cual debe ser el centro movilizador de las acciones políticas y especialmente ayudar a interpretar que existen otras soluciones, otras posibilidades, que no pasan solo por eventuales cambios de hombres, sino por conseguir dar paso a aquellos capaces de entender los problemas y aplicar otras teorías diferentes, con eficiencia y subordinando sus acciones a una doctrina que es la que en el fondo la que determina su conducta.
Esta visión de la política que dejó el Dr. Ricardo Alfonsin en su visita a nuestra provincia, revitaliza una condición indispensable e insustituible de y para la política: la ideología, los valores y los principios.
Como el mismo dijo: “a muchos puede despertarle hilaridad que en tiempos de hambruna, de falta de trabajo y de marginación, se hable de ideología, pero resulta indispensable hacerlo para que la gente comprenda que su situación, su realidad responde a un conjunto de medidas y decisiones que no se sostienen en los caprichos ni en las ocurrencias, sino en una serie de ideas, que aunque mucho se declame, no lo tienen al hombre, al más necesitado, al marginado, como centro de preocupación y realización, concluyendo con la aseveración de que ese mismo hombre a partir del aprendizaje, de el reconocimiento de las posibles diferencias, comprenderá que la recuperación de su conculcada dignidad puede encontrar caminos de recuperación que deberán contarlo como protagonista y no como mero espectador.
Un halo de optimismo fue factible observar en cada uno de los que concurrieron porque tuvieron la oportunidad de comprobar que lo que algunos llaman “la mal intencionada intelectualización de la política” no es la búsqueda, de parte de quienes compartimos esta visión de la política, de la conformación de diminutas elites ilustradas que pretendan guardar para si la potestad de la representatividad y el poder, sino que por el contrario, es un desesperado llamado a la imperiosa necesidad de que quienes están en la política entiendan no solamente como se hacen las cosas, sino fundamentalmente porque se las hacen.
La elemental responsabilidad que se debe tener para representar con la calidad precisa a la gente, marca con total fuerza la pertinencia de requerir como básico el poseer, a la par del deseo y la predisposición por serlo, conocimientos de los problemas y los caminos para diseñar sus soluciones, predisposición para entender que todo es perfectible y que la dinámica del mundo moderno requiere una permanente actitud de aprendizaje y la firme vocación de servicio que potencie la priorización de las soluciones que contengan a toda la sociedad por sobre la factibilidad de implementación de acciones que continúen postergando al sector más débil y más denso de la sociedad.
Si se trabaja dentro de los cánones mencionados más arriba y si se actúa con coherencia y se demuestra con gestos fehacientemente comprobables, entonces la recuperación del respeto por la política y sus actores comenzara a transitar caminos más auspiciosos.

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