miércoles, 1 de junio de 2011

“PROCESANDO LA RENOVACION”

Ing. Mario Jaraz


Un sector importante de afiliados y adherentes a la Unión Cívica Radical de nuestra provincia, estamos deseando una renovación partidaria.
Frente a las últimas derrotas electorales sufridas, entendemos que la búsqueda del apoyo de la sociedad debe sustentarse en algunos ejes considerados fundamentales: Uno de ellos es la presentación de propuestas lo suficientemente atractivas como para que la sociedad las distinga considerándolas como una posibilidad real, no solo de solución para los problemas que hoy la aquejan, sino, y especialmente, por contener los elementos capaces de cimentar la construcción de un presente y un futuro que le permitan alejarse de la incertidumbre en la que en la actualidad se desenvuelve.
Otro eje es la renovación de las personas que se ofrecen como candidatos. Esta renovación no pretende ser una actitud de desprecio a quienes hasta hoy actuaron. Lo que se piensa es que frente al desgaste que provocan las derrotas resulta importante que nuevos cuadros sean los que asuman la responsabilidad del sostenimiento de los valores de efectividad y competencia que caracterizaron al partido durante el ejercicio del gobierno provincial.
Asimismo, se sostiene que la renovación de personas seria un demostración de que el partido es capaz de sostener sus acciones en el tiempo, ya que cuenta con muchas personas de calidad excelente que transitan habitualmente por los distintos organismos partidarios capacitándose y estudiando los diversos temas y que solo esperan la oportunidad de poder ser, participar y contribuir con sus nuevas miradas a viejos proyectos que caracterizan al radicalismo.
También estamos convencidos que la alternancia en la representatividad del partido es un incentivo para que nuevos simpatizantes del radicalismo se integren porque observan que de ambicionar en algún momento ocupar un cargo, ello será posible, porque en el sentir partidario la renovación constante es una norma de aceptación general.
Nadie pretende que las personas que normalmente ocupan los cargos, muchos de ellos casi ininterrupidamente, dejen de concurrir al partido o de hacer política, muy por el contrario, la experiencia es un bien que ningún partido puede darse el lujo de despreciar. Afirmamos esto, porque pensamos que es tan grande e importante la responsabilidad que tienen los partidos de formar personas con habilidades suficientes para conducir los destinos de la república, que sería insólito el desechar el valor agregado de experiencia que significa el haber ocupado cargos. Ese saber debe ser volcado con total vocación dentro del partido en tareas de formación.
Aceptar la alternancia no puede representar tampoco, para nadie, el fin de su carrera política, sino nada más que un intervalo entre el tiempo que se estuvo y el próximo tiempo que puede llegar.
Dentro de la Unión Cívica Radical siempre se sostuvo que los cargos electivos son circunstancias en la vida de los hombres dedicados voluntariamente a la política y que no debía la misma ser tomada como una profesión, por cuanto ello podría significar en determinado momento un impedimento para la normal evolución y modernización estructural del Estado, algo muy necesario con el fin de que el mismo cumpla cada vez con mayor efectividad con su rol. Asimismo la profesionalización de la política encontraría a quienes ocupan cargos en forma permanente ante una difícil situación de vida cuando la sociedad haciendo uso de uno de los atributos que le brinda la democracia decida con su voto la el cambio del partido en el poder.
Lamentablemente esta última visión, es tan factible como real, y que cuando se dio esa circunstancia, lo que proliferaron en diferentes organismos fueron los contratos de “asesorías” otorgadas a quienes dejaban sus funciones. La simple observación corrobora lo que todos sabemos, en la gran mayoría de los casos significa una contribución pecuniaria sustitutiva de la que han dejado de percibir los que finalizan sus mandatos. Un gran número de estos “asesores” solo visitan el lugar de trabajo al momento de la suscripción del contrato y cuando tienen que cobrar. Esta es una práctica que urgentemente se debe corregir en aras de una racionalización en el uso de los fondos públicos, tema tan cuestionado hoy por la sociedad.
Los recientes cierres de listas de candidatos provinciales para cargos partidarios y electivos, demostraron que no todo fue posible mediante el consenso, ya que en varias poblaciones las internas son las que deberán zanjar las diferencias. Diferencias que existen, que no se pueden disimular permanentemente y que en algún momento salen a la luz. No todas las diferencias que generaron la presentación de más de una lista de candidatos por localidad responden al tema de la renovación. Sería injusto aseverarlo. Pero en casi todas, invariablemente, el tema de la renovación de candidatos juega un rol importante.
Sería interesante que la aceptación de la renovación fuera un acto espontáneo de cada uno de los componentes de un grupo social, porque ello estaría demostrando el respeto hacia las capacidades, posibilidades y derechos de los otros. Pero la realidad ha demostrado que ello no sucede, por lo cual es preciso legislar sobre el particular como forma de proteger el normal funcionamiento de los partidos evitando la perennidad para algunos y el nunca para otros.
Como ya lo dijimos, el presente escrito no intenta descalificar a nadie, y menos aún proscribir la participación de quien tenga la voluntad de hacerlo, porque la legislación vigente para muchos de los cargos que se disputarán los habilita. Nuestra intención al abordar el tema, es hacer un aporte positivo acorde a lo que detectamos como una gran preocupación de parte de un importante número de ciudadanos.
Tampoco realizamos el análisis con el fin de encontrar un marco que justifique mi propia postulación como precandidato a Diputado Nacional, pues creo no precisar de la tacha de nadie para tener la oportunidad de convertir la legitima aspiración en una posibilidad real.
Hablamos de la renovación porque estamos plenamente convencidos de las ventajas que la misma aportaría para el mejoramiento de la vida de los políticos y de la política misma.
En lo personal participaré de las elecciones primarias, abiertas y obligatorias, con la aspiración de ganar y tratando de no quebrantar ninguno de los principios y manera de actuar que siempre expuse, haciendo una campaña que fundamentalmente respete tanto la dignidad como la inteligencia de los ciudadanos a los que estoy pidiendo apoyo.
No hacerlo de esta manera sería defraudar a quienes en mis largos años de vida pública me demostraron su aceptación y confianza.

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