viernes, 12 de febrero de 2010

¿Y EL PARTIDO QUE...? - Parte II -

Ing. Mario Jaraz

Uno de los elementos que tuvo trascendental importancia en la recuperación de la Unión Cívica Radical, fue la apertura del partido a los militantes, adherentes y afiliados.
La gente volvió a sentirse parte y propietaria de su partido.
Dejó de sentir la pertenencia como un acto meramente enunciativo.
El retorno a viejos cánones de la acción política pro partidaria, que generaran otrora sentimientos inquebrantables, motivó a la gente a volver la mirada hacia su partido, a sentirse convidada privilegiada a la tarea de la reconstrucción y reposición, a desempolvar viejos sueños e ilusiones porque la lucha volvía a tener sentido.
De nuevo era protagonista, su palabra era escuchada, su trabajo era importante y su presencia valorada.
Su UCR estaba viva y recuperando su espacio en la opinión de la sociedad y ella era parte. Se recuperaba el orgullo tantas veces mancillado por falsas acusaciones o por conducciones que nunca entendieron el valor de su pertenencia creyendo que servían sólo para recibir órdenes, (voten).
Todo volvía a tener valor. Con la UCR retornaba la posibilidad de tener un país diferente y mejor, en el que la realización personal era factible porque regresaban con todo vigor los valores y principios que seguramente serían los elementos que impedirían no sólo el retorno de viejas prácticas sino también la presencia de aquellos que entienden que la política sólo es válida cuando esta presta para solucionar sus apetencias y ambiciones.
Los primeros resultados se vieron en las urnas en junio del 2009, en el “hermoso ruido” que surgía de los comités diseminados en todo el país y que tanto preocupa a los adversarios.
Y luego de aquel momento importante la consigna era la búsqueda del poder en el 2011.
Para eso había que prepararse.
Pero, imprevistamente apareció el “pero” portador de antiguos fantasmas que tanto mal le habían hecho al partido.
Aunque los autores trataron de hacerlo en “voz baja” no pudieron ocultar la realidad que se estaba dando.
Volvieron a aparecer las disidencias, las discrepancias, las controversias y ello no es malo ni criticable cuando los participantes son todos.
Comenzaron a aparecer hechos que la involucran sin consultarla.
Un partido político es un colectivo que precisa necesariamente un conductor.
Un conductor que piense en el colectivo y no exclusivamente en el, sus amigos y sus deseos.
Ser no es lo mismo que parecer...
Aunque quienes hoy conducen supieron convencer a otros, cuidado que no retornen las viejas prácticas, las que nos llevaron casi a desaparecer.
La UCR y su gente no merecen una nueva defraudación.
Ni la UCR ni el país precisan de iluminados que la salven.
A la Argentina y a la UCR la potenciará una conducción que sepa seducir y conducir con la gente, no que se coloque de espaldas a la gente.
Precisamos urgentemente el retorno de la verdadera educación, pero también precisamos ejemplos a seguir que puedan mostrar una conducta digna de los espacios que la sociedad con honestidad les brindó y esto hoy, desde la desaparición de grandes figuras como Alfonsin, Illia, Balbín, León y muchos otros, representa un agudo déficit.
Recordemos simplemente lo que con gran calidad dijera nuestra querida Florentina Gómez Miranda: “Aunque parezcan iguales, la fama no es igual al prestigio”.
La circunstancia propicia frente a la trayectoria trascendente.
Que no se equivoque la conducción: La sociedad no perdonará un nuevo fracaso.

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