miércoles, 10 de febrero de 2010

¿Y EL PARTIDO QUE...?

Ing. Mario Jaraz


Aducir sorpresa por la forma en que actuaron, en nombre del partido, los dirigentes y legisladores en el tan mentado caso del desplazamiento de Redrado de la Presidencia del BCRA y el uso de las reservas monetarias, es una mentira.
Decir que se esperaban conductas diferentes, una ingenuidad.
Expresar que, muy lamentablemente, la imagen de la Unión Cívica Radical salió deteriorada, una verdad.
Todo era previsible, estamos hablando de las conductas, desde la razón simple, quizás no desde la apreciación voluntarista, y si las divergencias no se hubieran suscitado en esta oportunidad en cualquier momento, más cercano o más lejano, se iban a presentar.
Hubiera sido interesante un debate más político doctrinario, aunque por falta de voluntad, el mismo, tal como ocurrió, se desarrollara casi exclusivamente en y por los medios de prensa e intentando de determinar supremacías.
De haberse dado, hubiéramos tenido más certezas del rigor del conocimiento de cada uno de los participantes sobre ese particular y especialmente podíamos haber comprobado la ductilidad y el compromiso de cada parte con la doctrina de su partido.
La cuestión aún no ha quedado concluida pero las apreciaciones vertidas por caracterizados analistas políticos, debido a los evidentes desencuentros que se produjeron entre nuestra gente, nos vuelven a colocar dentro del marco de la incongruencia, la insolvencia y la improvisación.
Resultó evidente que cada una de las acciones respondió más a cuestiones e intereses particulares que a definiciones surgidas de los partidos.
Debemos ser más exigentes.

Un partido que incorporó a su carta orgánica el principio de que las bancas legislativas le pertenecen al partido, debe requerir de sus circunstanciales ocupantes posturas acordes y concordantes con la doctrina partidaria, dentro de los márgenes de flexibilidad necesarios que en oportunidades requiere la búsqueda de consensos.
A quien nada podemos imputarle desde lo partidario, por cuanto no es afiliado a la UCR, es al Vicepresidente de la Nación, que al igual que en cada ocasión que actúa, lo hace conforme a los mandatos de su mente, sin buscar cohesión con el partido, pese a que cada una de sus acciones repercute como consecuencia de las posturas adoptadas por un grupo de personas, varias de ellas correligionarias, que al tiempo que lo presentan como figura excluyente desde lo político, trabajan arduamente para posesionarlo tanto interna como externamente en el radicalismo.
A estas personas se han sumado varios dirigentes que admiten, permiten y acompañan dicha circunstancia, que, desde la militancia, se ve totalmente irregular y ofensiva, ya que otra vez estaríamos recurriendo a hombres de fuera de nuestro partido, cuando la realidad indica que es innecesario, así como hay muchos otros, entre ellos el ex presidente del Comité Nacional Gerardo Morales, que reaccionaron en forma vehemente contra este juego independiente y hasta autoritario que el Ing, Cobos lleva a cabo, aunque en principio, tratando de construir una imposible unidad haya acompañado el intento.
En fin, veremos como sigue todo esto. Humanos somos y no siempre acertamos...
¡No permitamos que la real Unión Cívica Radical, a la que mucho costó recomponer, vuelva a retroceder!

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