martes, 28 de septiembre de 2010

“LA MISION DEL VERDADERO RADICAL”

Escribe: Ing. Mario Jaraz

No sólo el Instituto Radical de Políticas Públicas, sino todas las fundaciones de orientación radical, las comisiones de estudio de las diferentes líneas internas que se encuentran diseminadas a lo largo y ancho del país en los diferentes comités del partido, los adherentes, sin importar cargo o función, en este momento tan especial que esta viviendo la Unión Cívica Radical en el que la sociedad esta observando cual es su propuesta, deben tener como función fundamental centrar su actividad en el estudio de los ejes fundamentales de acción para encarar definitivamente la “Revolución en Paz” que desde el momento de su nacimiento le esta ofreciendo al País y que, de alguna, es la causa fundamental que justifica su existencia.

El radicalismo no puede resignarse a ser un mero corrector de una realidad de país que tanto en lo social como en lo económico no se compadece con lo que marca su ideología.

Es imprescindible la toma de conciencia sobre la necesidad de provocar las reformas que vayan posicionando estructural e integralmente al país en el rumbo de las transformaciones que aseguren que valores tan trascendentes como la libertad, la igualdad y la justicia dejen de ser enunciados constitucionales impracticables para la mayoría de los conciudadanos.

La tenacidad con que se trabaje en la búsqueda de ese estadio significará honrar los fundamentos del radicalismo.

Debemos tener la inteligencia para mostrar que entre nuestro accionar político diario y el objetivo final buscado, existe un hilo conductor que responde exclusivamente a un modelo de país, con un Estado regulador y vigilante, en el cual sólo la voluntad individual es la que promueve las diferencias y no un modelo que por esencia lo provoca.

En una conferencia que pronunció el 16 de julio de 1965 en Buenos Aires, dijo don Gabriel del Mazo: “La Unión Cívica Radical es una fuerza capaz de adelantarse con las innovaciones más intensas y más extensas que sean necesarias en vista de la felicidad del pueblo argentino, pero consustanciadas con la Historia Nacional, con la modalidad nacional y con los grandes anhelos nacionales”.

Cuando hablamos de Revolución no estamos pregonando el uso de las armas que no escatimaron usar los fundadores de nuestro partido cuando en ese entonces ello significaba la única manera de intentar derrocar una línea de pensamiento que tenía al sometimiento de las clases carenciadas y de quienes no pensaban como ellos, como uno de sus principales métodos de subsistencia. Se planteaba lo que se definiera como “la lucha contra el régimen”.

Hoy estamos propiciando la revolución con las ideas, el coraje de enfrentar definitivamente las vallas que nos impiden lograr para todos una República “sostenedora de los valores supremos de la libertad y dignidad de la persona humana y de la justicia como reclamo de la elevación del hombre común al más alto nivel de ejemplaridad y felicidad...”

El Gran Revolucionario de fines del siglo XIX, don Leandro N.Alem, al que nunca le tembló el pulso en los campos reales de batalla, tampoco titubeaba al momento de plantear las luchas por ideales superadores que luego se convirtieron en el gran Testamento Político y se convierten en la concepción doctrinaria de la Unión Cívica Radical, su creación imperecedera.
“Sus valores supremos fueron: la libertad, la justicia, la dignidad, la moral; sus banderas de lucha: el sufragio libre, el federalismo, la autonomía municipal y la soberanía del pueblo; el fuego de su pasión: el hombre desposeído, el pueblo marginado, la Patria escarnecida y sus principio metodológicos: a) La Etica dominando a la Praxis..., b) El impersonalismo..., c)la Intransigencia..., d) La revolución...”.

Todos y cada uno, conceptos que hacen al derecho supremo de los pueblos en la lucha por su bienestar y felicidad.

Estos principios, que todos conocemos pero muchas veces olvidamos, deben ser rectores para la redacción de una propuesta que seduzca a la sociedad, que le brinde la oportunidad de volver a despertar su esperanza y producir apoyo.

Los partidos políticos tienen la obligación de bregar en pro de la sociedad. Cada uno desde su óptica le ofrece a la gente lo mejor de si. Si la UCR cumplió más de 100 años fue por la permanente vigencia de sus postulados a favor de la gente y a ellos es a los que debemos referenciarnos. Sin temores.

Hay que rescatar a la gente de un destino marcado de marginación y resignación.

Nosotros también debemos salir del encierro y la desorientación al que nos llevaron la prepotencia de aquellos que luchan por el poder para profundizar el marco de inequidades en el que se encuentra inserta la mayoría del pueblo argentino. Un modelo en el que el Señor Dinero y sus históricos poseedores se han convertido, por obra de la marginación y necesidad de la gente, en patrones de la dignidad.

En una oportunidad escribió el escritor ruso León Tolstoi: “El dinero es una nueva forma de esclavitud que solo se distingue de la antigua por el hecho de que es impersonal; no existe una relación humana entre amo y esclavo”.

Aceptar el desafío de cambiar el estado de situación, para un radical no es una opción, es una obligación.

(*) – Las citas fueron tomadas de: (Dr. Hugo Herrera: El Radicalismo y la desviación doctrinaria)

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