jueves, 25 de febrero de 2010

“SIEMPRE ESTAMOS DE ELECCIONES”

(¿Y LOS PROBLEMAS…Y LA GENTE?)

Por: Ing. MARIO JARAZ

Aunque en nombre de la virtud política se pretenda negarlo, estamos transitando nuevamente, aceleradamente, el tiempo preelectoral.
Tiempo de imposiciones. De determinar supremacías, de pujas, traiciones, mentiras…
Apuro, impaciencia…
¿Y todo por que?
En parte porque según los analistas políticos, los periodistas especializados, la dinastía Kirschner esta en decadencia.
Dicen que se los puede derrotar.
Dicen que se les puede ganar la próxima contienda electoral por la presidencia de la Nación.
Analistas políticos, periodistas especializados; grandes influyentes en las acciones de los políticos.
Dicen que a los Kirschner se les puede sacar el PODER.
Y allá van los políticos. De la oposición y del oficialismo, (éstos disfrazándose de disidentes).
Todos buscan denodadamente el PODER.
¿Podrán hoy explicarles a la gente para que lo buscan?. ¿Cuál es la propuesta que tienen capaz de cambiar la situación de la sociedad, si acceden al Gobierno?.

¿Que harán diferente, distinto?
La gente desea fervientemente respuestas.
Respuestas que salgan del lugar común de: “mejor democracia”, “creación de puestos de trabajo”, “redistribución del ingreso”, “mas seguridad”, etc.
La gente quiere respuestas que le digan con certeza como se asegurará "el trabajo", la “igualdad de oportunidades”, “la salud y la educación similar para todos los habitantes”, “la recuperación de la familia”.

La gente quiere saber si podrá RECUPERAR SU DIGNIDAD.
La familia. Célula básica de una sociedad que se encuentra estructuralmente quebrada debido a las enormes desigualdades existentes entre sus miembros.
El problema social que esta atravesando nuestra república es pavoroso.
Hay demasiadas familias en la Argentina que debido a la situación, aún cuando sus miembros continúen conviviendo en el mismo espacio físico, como organo insustituible, dejaron de ser fuente de formación y conducción.
Demasiada cantidad de familias fueron obligadas por el sistema a perder la mesa familiar, el encuentro con el relato de cada uno de los logros del día. Del padre y la madre en sus trabajos, tanto domésticos como profesionales, de los hijos contando los avatares de sus vidas de estudiantes, sus expectativas y buscando la colaboración para la solución de las dudas del crecimiento.
Demasiados padres y madres sin trabajo.
Demasiados hijos sin escuela, sin estudio y sin guía.
Escuelas que debieron trocar roles y ayudaron a dar de comer.
Imposibilidad de acceso real a la medicina que cura por carencias económicas, y a la medicina que previene, por falta de planes. Salud precaria.

Demasiada soledad grupal.
Demasiada gente con demasiados argumentos para no sentirse parte, y con muy pocos incentivos para pensar en la existencia de un mañana diferente.
Y esto no se soluciona incrementando o creando nuevos subsidios.


A la solución integral se la va a encontrar si todos tomamos conciencia que el problema principal del país es el estado de su gente y adoptamos colectivamente la decisión de priorizar la lucha contra todos los factores y elementos que contribuyen a que, no solamente no se corrija el problema, sino que por el contrario, se incremente.

La búsqueda del PODER debe estar motivada por el deseo de GESTIONAR, pero no olvidemos que, como dijera un pensador argentino, resulta prioritario PENSAR antes de GESTIONAR.
Es indudable que para poder materializar las ideas y los proyectos, es necesario el poder, pero a la voluntad popular no se la debe seducir a partir de fotos de famosos, sino tratando de demostrar la virtuosidad de los proyectos, los beneficios que se espera lograr con la aplicación de los mismos y persuadir con hechos concretos que existe aptitud para merecer la confianza.
¡Que interesante sería intentar seducir a partir de lo que hoy se propone y como se dispone a concretarlo, y no seducir sustentando el discurso en logros de antecesores
¡Pero vemos que nadie quiere dejar el PODER, y vemos que muchos otros quieren llegar al poder!
Nada más y nada menos que al PODER.
Si, PODER, con mayúsculas, cuya seducción es tan grande que en su nombre pareciera todo es posible.
Es lo que se percibe observando el agitado accionar del mundo político.
El 2010 tenía que ser el tiempo de elaboración de propuestas, aquilatar espacios, debatir ideas.
Debía ser un tiempo de intensa vida interior de los partidos políticos, de preparación para las importantísimas elecciones del año 2011, consolidando proyectos que reflejen identidad doctrinaria y propicien los cambios que realmente necesita el país en todos sus aspectos.
Tiempos de prepararse para exponer ante la gente y brindarle la oportunidad real de elegir.
De elegir lo mejor.
Sin ataduras. Sin temores.
Pero suceden cosas. Cosas demasiado trascendentes. La ambición superando a la razón provoca incoherencias.
Mientras tanto la gente observa e intenta reflexionar. Sacar conclusiones. Trata de pensar y algunos ayudan para que se pueda hacerlo.
El reconocido filósofo Tomás Abraham en una nota que publicara el diario Perfil de Buenos Aires del día sábado 20 de corriente mes. que transcribimos en este blog, expresa con total contundencia que de lo expresado por el presidente de la UCR, senador Ernesto Sanz, en un reportaje publicado por el mismo diario en una edición anterior, se deduce que de triunfar la UCR en las elecciones presidenciales, los radicales serán meros continuadores del gobierno de la actual Presidenta.
Una aseveración tan categórica demuestra que la prédica para que los partidos políticos atemperen las luchas personales y por personas y se dediquen fundamentalmente a trabajar plataformas que demuestren identidades, pertenencias e intenciones, es acertada.
La Unión Cívica Radical debe expresar y demostrar contundentemente que no precisa mimetizarse con el peronismo ni con ninguna otra fuerza política para aspirar al PODER.
Debe explicar que su prédica sobre la disposición de capacidad que posee para transformar estructuralmente el país no es una mera prédica realizada con el fin de acceder al PODER, sino que tiene sólidas bases de conocimiento y voluntad de ejecución para no ser protagonista de una nueva defraudación que la política se practica a la sociedad.
La gente debe justipreciar en su verdadera dimensión las altisonantes declaraciones de los justicialistas que pretenden convencerla que siguen siendo la única opción apta y válida para ostentar y manejar el poder.
Lo demostrado en los últimos sesenta años de vida de la República, lapso en el cual en períodos democráticos ostentaron el poder más tiempo que cualquier otra fuerza política, son un ejemplo más que elocuente de que la posesión del PODER no significa la ejecución de las mejores soluciones, dado que en todo este tiempo la situación general del país no sólo no ha cambiado sino que, y lo decimos con dolor, porque como políticos opositores también tenemos nuestra parte de culpa, hemos retrocedido en algo tan importante como el bienestar de la sociedad.
Hemos permitido que se degrade la búsqueda del bien común y que se devalúen valores éticos y morales fundacionales de nuestra república.
Lo que sucede generó una voluminosa deuda de la política para con la gente y si continuamos permitiendo que la brutal y repetida lucha electoral sean el eje de las acciones políticas, pocas serán las perspectivas favorables que se generen.
Conseguir el camino de la recuperación de la Argentina que tenemos el derecho a aspirar debe significar un compromiso de todos, pero especialmente de aquellos que dedicados a la actividad están priorizando acciones que postergan la causa que justifica su propia existencia, que es honrar la encomienda otorgada de luchar osadamente por el bienestar de todos y cada uno de los habitantes del país.
La Unión Cívica Radical no tiene margen para desperdiciar oportunidades.

La sociedad argentina no merece ser defraudada nuevamente.

EXPECTATIVAS RADICALES

“Una extraña pareja”
Por: Tomás Abraham / 19.02.2010


Artículo publicado por el Diario "PERFIL" de la ciudad de Buenos Aires.

En declaraciones a la radio la semana pasada, el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, le decía al periodista Paulino Rodríguez por radio Continental que Julio César Cleto Cobos ya no era el vicepresidente de la Nación. Esta declaración la hacía el día 11 a la noche desde el cónclave radical en la ciudad de San Nicolás.
El periodista, algo sorprendido, le pedía algunas aclaraciones ya que una afirmación expresada de este modo era incomprensible al no existir renuncia alguna.
El senador dijo entonces –lo repitió con argumentos más difusos en el reportaje de PERFIL el domingo pasado– que desde julio de 2008, y a raíz de la 125, Cobos dejó de ser vicepresidente para desempeñar desde ese momento la función de presidente del Senado.
Consideraba que esta función era importante para la estabilidad institucional del país, y ante ciertas dudas del periodista sobre la conveniencia y la posibilidad de un rol tan singular, Sanz dijo que creía que era un verdadero desafío para la ciudadanía tomar conciencia de este nuevo proceso institucional. Agregaba que el mismo constituía un dilema interesante con el que había que lidiar para comprenderlo en toda su dimensión.
Por mi parte, pensé que sin duda era interesante, pero por razones diferentes.
Me permitió imaginar que si los radicales llegan al poder en 2011 van a ser y hacer más o menos lo mismo que los kirchneristas.
Harán todas las picardías posibles para concentrar poder a la manera de este gobierno.
No soltarán la caja, seguirán con los subsidios y el gasto fiscal clientelista, apretarán donde puedan, pactarán con los mismos representantes corporativos que dominan la escena hoy en día y se mimetizarán con los procedimientos tan bien aceitados por Néstor Kirchner.
El desparpajo con que Sanz inventa a Cobos y le da un lugar en el panteón de las autoridades nacionales, haciendo de él una figura de majestad legislativa, es la antesala de la viveza criolla con boina blanca.
El radical-kirchnerismo no es lo mismo que el radicalismo K, una escisión del partido radical que tomó debida cuenta de que no era más que un puñado de cenizas y que en última instancia el gobierno de Néstor Kirchner cumplía con el programa económico social del partido radical, con el dólar alto, el estímulo al mercado interno y la crítica al neoliberalismo.
Cuando vieron venir la transversal sacaron número y entraron por la tangente.
Pero esta nueva faceta política que se inaugura es algo nuevo y no prosigue el ingreso del radicalismo mendocino al gobierno pingüino. Esta vez es otra etapa del proceso iniciado en 2001 que produjo una crisis crónica en el camino republicano iniciado el año 1984, después del fin de la dictadura militar.
El radicalismo que quiere llegar al poder en las próximas elecciones pretenderá haber aprendido las lecciones de sus anteriores correligionarios y disipar los temores de que son incapaces de gobernar.
La experiencia de Alfonsín en el período ’84-’89, y en especial la de la Alianza, debe haberlos aleccionado sobre la mentada ausencia de vocación de poder que aparentemente los define.
Por la conducta de Cobos y la justificación retórica que le ofrece Sanz, parece que algo están aprendiendo. Aseguran de este modo la vigencia de lo que tanto envidiamos en nuestros vecinos, lo que se llama “continuidad” y “política de Estado”, es decir seguir de acuerdo a un estilo que nos es propio con lo mismo de siempre a pesar de los cambios de caras.
A los radicales les gusta definirse como keynesianos en lo económico y liberales en la política. Cuando así lo expresan, se sienten muy estimados en los agasajos de las embajadas, sólo que el halago no dura más que el ágape.
Este tipo de identidad, que en realidad es la esencia de la socialdemocracia, ha tenido algunos tropiezos en nuestra última etapa republicana.
Recordemos la historia de aquello que se llamó “renovación peronista”, que quería inocular republicanismo y progresismo tradicional para espantar el estigma autoritario del peronismo tradicional. Sus líderes más nombrados fueron José Luis Manzano y Carlos Grosso.
Es posible que el radicalismo intente un camino inverso. Mantener “pour la gallérie” la presentación socialdemócrata e intentar incorporar en los hechos su pasado caudillesco. Yrigoyenismo, que le dicen.
Por supuesto que para esto necesitará apoyos, D’Elías radicales, Moyanos radical-kirchneristas, aliados en la mesa de enlace aun con retenciones pero con soja hasta en las banquinas, federaciones que conserven una política universitaria con su ingreso irrestricto sin graduados a la vista, gremios con prebendas custodiadas, el apoyo de la UIA con la misma dirigencia que pide proteger su poca productividad con un peso pobre, un sistema de inseguridad intocable y otro educativo con muy buenas intenciones y realización cero, más una prensa adicta los primeros dos años hasta ser convertida en enemiga poco tiempo después.
Desde 1984 se pateó el tablero institucional dos veces.
Un puntapié se dio en el ’89 y otro en el año 2001.
Muchos auguran que está por ser pateado por tercera vez. Nos lo pronostican los que braman ante el peligro “destituyente” de los radicales y de Cobos, amedrentando así a constitucionalistas con el prestigio de Aníbal Fernández y Carlos Kunkel.
Refuerzan este temor quienes, desde el máximo poder, amenazan con irse antes de tiempo si las cosas siguen con esta desobediencia indebida y los que desde la oposición quieren denunciarlos por cada centavo que tienen o los más imaginativos, que se convierten como vemos ahora en Aladinos institucionales.
Si como dice el director de la Biblioteca Nacional, en una nota escrita en sánscrito criollo para Página/12, existe una conspiración inconsciente de pseudo republicanos que no entienden que atacar a la presidencia es hacerle el juego al verdadero Poder Ejecutivo posmoderno que son la Mesa de Enlace y Clarín –admito que he simplificado quizás en exceso la habilidad ventrílocua del estimado colega–, vivimos tiempos agitados.
Desde mi punto de vista, no son tanto el señor Magneto como el señor Biolcati, con la ayuda de la doctora Carrió, los instigadores del futuro desbarajuste sino este radical-kirchnestorismo que, en realidad, ya nos gobierna.Por eso, una tercera pateadura en el tablero republicano se la deberemos a los esfuerzos de un gobierno que grita y decreta cada vez que no puede reinar como quiere y de una oposición que inventa a un vicepresidente que no es aunque lo parezca o que es y no lo parece.
Entre los dos, impulsados por las irritadas amonestaciones de la Presidenta y los no positivos de Cobos, nos regalarán en 2011 una nueva figura semejante a aquella investidura medieval analizada por el estudioso Ernst Kantorowicz que hablaba de los dos cuerpos del rey de la doctrina Cristocéntrica: la teoría del cuerpo mixto o “geminada”.
Cuerpo de Cleto, alma de Néstor.

viernes, 12 de febrero de 2010

¿Y EL PARTIDO QUE...? - Parte II -

Ing. Mario Jaraz

Uno de los elementos que tuvo trascendental importancia en la recuperación de la Unión Cívica Radical, fue la apertura del partido a los militantes, adherentes y afiliados.
La gente volvió a sentirse parte y propietaria de su partido.
Dejó de sentir la pertenencia como un acto meramente enunciativo.
El retorno a viejos cánones de la acción política pro partidaria, que generaran otrora sentimientos inquebrantables, motivó a la gente a volver la mirada hacia su partido, a sentirse convidada privilegiada a la tarea de la reconstrucción y reposición, a desempolvar viejos sueños e ilusiones porque la lucha volvía a tener sentido.
De nuevo era protagonista, su palabra era escuchada, su trabajo era importante y su presencia valorada.
Su UCR estaba viva y recuperando su espacio en la opinión de la sociedad y ella era parte. Se recuperaba el orgullo tantas veces mancillado por falsas acusaciones o por conducciones que nunca entendieron el valor de su pertenencia creyendo que servían sólo para recibir órdenes, (voten).
Todo volvía a tener valor. Con la UCR retornaba la posibilidad de tener un país diferente y mejor, en el que la realización personal era factible porque regresaban con todo vigor los valores y principios que seguramente serían los elementos que impedirían no sólo el retorno de viejas prácticas sino también la presencia de aquellos que entienden que la política sólo es válida cuando esta presta para solucionar sus apetencias y ambiciones.
Los primeros resultados se vieron en las urnas en junio del 2009, en el “hermoso ruido” que surgía de los comités diseminados en todo el país y que tanto preocupa a los adversarios.
Y luego de aquel momento importante la consigna era la búsqueda del poder en el 2011.
Para eso había que prepararse.
Pero, imprevistamente apareció el “pero” portador de antiguos fantasmas que tanto mal le habían hecho al partido.
Aunque los autores trataron de hacerlo en “voz baja” no pudieron ocultar la realidad que se estaba dando.
Volvieron a aparecer las disidencias, las discrepancias, las controversias y ello no es malo ni criticable cuando los participantes son todos.
Comenzaron a aparecer hechos que la involucran sin consultarla.
Un partido político es un colectivo que precisa necesariamente un conductor.
Un conductor que piense en el colectivo y no exclusivamente en el, sus amigos y sus deseos.
Ser no es lo mismo que parecer...
Aunque quienes hoy conducen supieron convencer a otros, cuidado que no retornen las viejas prácticas, las que nos llevaron casi a desaparecer.
La UCR y su gente no merecen una nueva defraudación.
Ni la UCR ni el país precisan de iluminados que la salven.
A la Argentina y a la UCR la potenciará una conducción que sepa seducir y conducir con la gente, no que se coloque de espaldas a la gente.
Precisamos urgentemente el retorno de la verdadera educación, pero también precisamos ejemplos a seguir que puedan mostrar una conducta digna de los espacios que la sociedad con honestidad les brindó y esto hoy, desde la desaparición de grandes figuras como Alfonsin, Illia, Balbín, León y muchos otros, representa un agudo déficit.
Recordemos simplemente lo que con gran calidad dijera nuestra querida Florentina Gómez Miranda: “Aunque parezcan iguales, la fama no es igual al prestigio”.
La circunstancia propicia frente a la trayectoria trascendente.
Que no se equivoque la conducción: La sociedad no perdonará un nuevo fracaso.

miércoles, 10 de febrero de 2010

¿Y EL PARTIDO QUE...?

Ing. Mario Jaraz


Aducir sorpresa por la forma en que actuaron, en nombre del partido, los dirigentes y legisladores en el tan mentado caso del desplazamiento de Redrado de la Presidencia del BCRA y el uso de las reservas monetarias, es una mentira.
Decir que se esperaban conductas diferentes, una ingenuidad.
Expresar que, muy lamentablemente, la imagen de la Unión Cívica Radical salió deteriorada, una verdad.
Todo era previsible, estamos hablando de las conductas, desde la razón simple, quizás no desde la apreciación voluntarista, y si las divergencias no se hubieran suscitado en esta oportunidad en cualquier momento, más cercano o más lejano, se iban a presentar.
Hubiera sido interesante un debate más político doctrinario, aunque por falta de voluntad, el mismo, tal como ocurrió, se desarrollara casi exclusivamente en y por los medios de prensa e intentando de determinar supremacías.
De haberse dado, hubiéramos tenido más certezas del rigor del conocimiento de cada uno de los participantes sobre ese particular y especialmente podíamos haber comprobado la ductilidad y el compromiso de cada parte con la doctrina de su partido.
La cuestión aún no ha quedado concluida pero las apreciaciones vertidas por caracterizados analistas políticos, debido a los evidentes desencuentros que se produjeron entre nuestra gente, nos vuelven a colocar dentro del marco de la incongruencia, la insolvencia y la improvisación.
Resultó evidente que cada una de las acciones respondió más a cuestiones e intereses particulares que a definiciones surgidas de los partidos.
Debemos ser más exigentes.

Un partido que incorporó a su carta orgánica el principio de que las bancas legislativas le pertenecen al partido, debe requerir de sus circunstanciales ocupantes posturas acordes y concordantes con la doctrina partidaria, dentro de los márgenes de flexibilidad necesarios que en oportunidades requiere la búsqueda de consensos.
A quien nada podemos imputarle desde lo partidario, por cuanto no es afiliado a la UCR, es al Vicepresidente de la Nación, que al igual que en cada ocasión que actúa, lo hace conforme a los mandatos de su mente, sin buscar cohesión con el partido, pese a que cada una de sus acciones repercute como consecuencia de las posturas adoptadas por un grupo de personas, varias de ellas correligionarias, que al tiempo que lo presentan como figura excluyente desde lo político, trabajan arduamente para posesionarlo tanto interna como externamente en el radicalismo.
A estas personas se han sumado varios dirigentes que admiten, permiten y acompañan dicha circunstancia, que, desde la militancia, se ve totalmente irregular y ofensiva, ya que otra vez estaríamos recurriendo a hombres de fuera de nuestro partido, cuando la realidad indica que es innecesario, así como hay muchos otros, entre ellos el ex presidente del Comité Nacional Gerardo Morales, que reaccionaron en forma vehemente contra este juego independiente y hasta autoritario que el Ing, Cobos lleva a cabo, aunque en principio, tratando de construir una imposible unidad haya acompañado el intento.
En fin, veremos como sigue todo esto. Humanos somos y no siempre acertamos...
¡No permitamos que la real Unión Cívica Radical, a la que mucho costó recomponer, vuelva a retroceder!

“ESPERANZA DE AUTOCRÍTICA”

Publicado en el Diario “FORJA”
– El Diario Radical – La voz de la causa contra el régimen -


Editorial

Por César Emilio Wehbe
Presidente del MAY Nacional


Muchos radicales preocupados nos preguntamos hoy hasta dónde llegará la audacia de nuestros eternos operadores políticos, empeñados una vez más en actuar absorbiendo el destino de todos nosotros. Nos alarman las diligencias silenciosas, pero no invisibles, encaradas por un conjunto de dirigentes autoasumidos portavoces y gestores oficiosos del radicalismo, con muchos de aquellos hijos pródigos con pretensiones, cuyo eventual regreso no estamos en condición ni disposición de solventar moralmente, porque hacerlo conllevaría aceptación de la transgresión y ultraje a la conducta.
Nos preocupa también esa forma de degradar la política mudando a la trastienda el escenario del debate partidario, donde unos pocos “iniciados” acuerdan criterios y estrategias que luego se nos imponen con el recurso del hecho consumado, cuidándose de blanquear sus negociaciones y compromisos en los plenarios de la Convención Nacional, generalmente proclives a convalidarlos.
Con esta manera de operar, quizá acatando la cínica sentencia de que el fin justifica los medios, se actúa como si anteriores experimentos, oscilantes en el borde de lo radicalmente admisible, como el Pacto de Olivos y la Alianza, no nos hubieran dejado enseñanza alguna ni mensaje aprovechable.
El MAY objetó entonces la razonabilidad de esas iniciativas,
aunque supo aceptarlas, pese a sus muchas dudas, porque era una estrategia válidamente trazada por quienes tenían legitimidad para hacerlo. Por cierto, terminamos pagando solidariamente todos los costos, desde el de una reelección que no debió ser facilitada hasta el de los cacerolazos originados en el barrio norte, que culminaron con una tragedia inesperada cuyo fantasma nos perseguirá por mucho tiempo.
Lo paradójico de esto último es que muchos de aquellos que desencadenaron la irresponsable protesta, que terminó yéndoseles de las manos, eran sin dudas quienes más habían aplaudido la llegada del Mesías Cavallo al gobierno de la Alianza.
En el radicalismo impera hoy, evidenciando poco pudor y escaso disimulo, una absolución de hecho para con aquellos que lo abandonaron, después de haberse servido ávidamente de él, para ensayar su propia y personal aventura política, que les permitiría saciar sus apetitos electorales, satisfaciendo tam-bién su ego en escenarios y exhibiciones mediáticas hasta la saturación
. Como no somos ingenuos, sabemos que la soberbia contumaz de cierto sector dominante fue generando el clima que proveyó de excusas suficientes a los fugitivos para blanquear su deslealtad, victimizándose descaradamente. Sin embargo, hoy, ahora, ya, unos y otros, los que crearon las condiciones para la fuga y quienes aprovecharon las condiciones creadas, pretenden sintetizar el destino radical, buscando conciliar lo inconciliable y aferrándose a exóticas candidaturas.
Actúan obviando todo tipo de reparos éticos,
que para ellos son realmente una especie de lastre, de beatería, un obstáculo para su incurable pragmatismo. Como no somos ingenuos, sabemos también, igual que todos, que estamos a punto de recaer en la barrabasada de alinear nuestra estructura partidaria nacional a favor, no ya de un candidato ajeno al radicalismo, como en la última elección presidencial sino, y esto es lo peor, detrás de alguien que nos traicionó desde adentro y ayer, prácticamente.
Y como no somos ingenuos, sabemos que esta grosera maniobra, nada inocente, sabrá ser presentada como una noble gesta recuperadora del radicalismo, aunque en realidad sólo desnuda la desesperación electoralista de dirigentes incómodos en el llano, siempre añorantes del poder al que alguna vez, con armas ennoblecidas por la buena conducta, la transparencia en el mensaje y el prestigio personal de nuestros candidatos, supimos llegar sin hipotecar conducta ni resignar principios.
Maniobras para copar el Comité Nacional
Queremos advertir que no estamos dispuestos a tolerar esta absolución en pequeñas dosis que se nos pretende imponer distraídamente como una fatalidad a la que hay que someterse. Así como el perdón no requiere condiciones para ser otorgado, la absolución exige arrepentimiento y reclama penitencia.
Hasta ahora, no hemos escuchado pésame alguno ni tampoco presenciado un solo acto de contrición. En cambio, sí hemos sido testigos de la maniobra de copamiento de la Mesa Directiva del Comité Nacional por parte del vicepresidente de la Nación y de su desesperada autopostulación como “el” candidato a la primera magistratura, guardándose muy bien de decir en nombre de quiénes lo hace, pero especulando con la segura confusión del tradicional votante radical.
Semejante desfachatez nos obliga a advertir a los que lleguen a ser confundidos, que a la UCR puede hacerle falta muchas cosas, menos un candidato a presidente flojo de lealtades y bendecido por la Sociedad Rural.
La militancia radical responsable nunca ha sido fácil, ni llevadera ni muchas veces amena. Nos impone custodiar una historia, preservar la identidad partidaria, actualizar nuestras propuestas, atender la realidad inmediata y participar de la actividad política concreta.
Pero tiene exigencias de obligado cumplimiento, sobre todo en lo referido a la calidad del valor conducta, a la transparencia de la vida personal, al respeto y consideración del otro, a la tolerancia en el disenso y la disciplina que evita el caos, todo esto en un marco de confiabilidad, de juego limpio, de honrada competencia.
No se puede ser decente a medias, ni servir bajo dos banderas.
Tampoco puede la traición convertirse en simple travesura que se castiga con un tirón de orejas, ni la necesidad debe ser justificación para la impostura ideológica. Porque si esto se tolera sin sanción, cabe preguntarse cuál es el valor del mérito, cómo se reconoce la virtud de la lealtad y dónde ha quedado tirado el respeto personal hacia el ciudadano radical, afiliado o no, y a la ciudadanía en general.
La ansiedad electoralista de nuestros operadores ha creado un sonoro eufemismo para presentar, como algo más o menos digerible, sus coqueteos con los que nos abandonaron sin decir ni adiós: “panradicalismo”. Así llaman a esta maniobra, verdadero salvoconducto hacia la impunidad, que ni siquiera contempla, al menos para guardar las formas, algún tipo de “probation de entrecasa” que emprolije la ficción del reencuentro radical.
Con este clima de falsedades debemos convivir aquellos que tenemos el grave defecto de ser consecuentes con nuestras convicciones, los que no sabemos ser más que radicales, los que no buscamos candidaturas fuera del partido, los que advertimos que los principios no son una abstracción sino un compromiso ético no negociable, los que denunciamos el artero chantaje de la visión apocalíptica como recurso tramposo para embarcar al radicalismo en cualquier despropósito electoral de incierto resultado. No es fácil esta convivencia, lo sabemos por experiencia.
No es fácil, pero podría serlo, en la propia medida en que el respeto entre nosotros evite que por alquimias electorales teñidas de oportunismo y ansiedades personales, se pretenda imponer al conjunto la obligación de comulgar con ruedas de molino, como gustaba ejemplificar don Crisólogo Larralde.
La ciudadanía democrática de nuestro país necesita recibir de parte de la Unión Cívica Radical, perentoriamente, todas las aclaraciones necesarias en el sentido de que su individualidad no volverá a encontrarse comprometida en acuerdo, alianza o pacto alguno que repugne a su historia, ni tampoco consentirá verse intoxicada por la compañía de los desertores.
El abordaje de estos temas no puede dilatarse más, la ambigüedad confunde, es mala mensajera. El radicalismo debe presentarse como el actor más creíble, mas serio y fuerte en medio de esta sociedad llena de decepciones y desengaños.
Saber jerarquizarse y jerarquizar la vida cívica. Y afrontar cualquier elección, imponiendo respeto y respetando al elector. No intentar su recuperación electoral mediante un golpe de efecto (pacto de Olivos), ni buscar un atajo milagroso (Alianza) o una pirueta sorprendente (Lavagna). Estos recursos pueden ser útiles para los eventuales aventureros de la política, pero no formaron ni formarán parte nunca de la cultura radical.
Si quiere hacer honor a su historia, que no es sólo la de sus gobiernos, el radicalismo no debe seguir rehuyendo culposamente la autocrítica. Debe admitir sus contradicciones de conducta, sus humanas debilidades y la erosión que ha sufrido su buen nombre, muchas veces injustamente y otras no tanto.
Y podría empezar por disculparse hasta con el más humilde y desconocido de los correligionarios por mantener trato con los traidores devenidos personajes y con desertores transformados en mendicantes hijos pródigos. Sepa la actual conducción partidaria, sepan los jefes parlamentarios y la dirigencia en general actuar rápidamente, antes de que el descrédito se torne ilevantable.
Que la especulación electoral no nos condicione ni inspire nuestras decisiones. Tratar con el traidor huele a traición y a debilidad moral, aunque otorgue alguna eventual ventaja que, por importante que parezca, siempre será vergonzante.
En cambio, si se tiene el coraje de actuar como se debe, tal vez comencemos entre todos a recorrer el camino que nos lleve al reencuentro de los radicales con lo radical, para mejor servir a la Patria, que de eso se trata y no de otra cosa, cuando se entrega la vida a la pasión política.
Autocrítica y disculpas: un costo que vale la pena pagar en beneficio de todos.

Crece el malestar en la UCR por el voto de Cobos

Publicado por el Diario "La Nacion" de la ciudad de Buenos Aires

"Vuelve a instalarse el debate en el radicalismo sobre cuándo debería dejar la vicepresidencia"

por:Laura Capriata LA NACION

Desconfianza, confusión y bronca. Esos eran los sentimientos que ayer se respiraban en el comité nacional de la UCR el día después del dictamen en el que Cobos recomendó la remoción de Martín Redrado en el Banco Central, en contra de los consejos de su partido.
Atado a su responsabilidad institucional como vicepresidente, Cobos optó por no abrir un nuevo frente con el Gobierno y, confiado en que el tema Redrado ya estaba terminado, le soltó la mano para que la Presidenta lo desplazara.

Los radicales, en cambio, le habían recomendado que a lo sumo aconsejara "aceptar la renuncia" del economista, una diferencia más que semántica, porque implicaba jugar con las reglas de Redrado y evitaban que el vicepresidente quedara en la misma vereda que la Casa Rosada.
El resultado del cortocircuito provocó un estado de asamblea en algunos radicales orgánicos, que volvieron a preguntarse la conveniencia de que Cobos siga al frente de la vicepresidencia durante 2010 y, en última instancia, la conveniencia de que sea su candidato presidencial en 2011.


No es una pregunta nueva dentro de la UCR. Tampoco fue la peor pelea que enfrentó a Cobos con sus correligionarios, ni Redrado es para nada el tema que más los divide; sin embargo, fue otra gota que horadó la piedra de la relación complicada que une al vicepresidente con los herederos de Leandro Alem.
En la disyuntiva de hacer público su descontento o poner paños fríos al conflicto, los radicales ayer prefirieron la segunda opción, pero no se privaron de dejar muy claro que su postura había sido otra.
"El dictamen debiera haber sido otro. Es la opinión de Cobos, no la del partido", sentenció el presidente del bloque de senadores de la UCR, Gerardo Morales.
Por si quedaban dudas, Morales aclaró: "No estamos de acuerdo con el dictamen que ha emitido. Le hicimos llegar una sugerencia a Cobos, que no ha tomado".
Con fama de duro y poco amigo del vicepresidente, Morales fue el elegido del partido para decir lo que el titular de la UCR, Ernesto Sanz, prefirió callar estratégicamente.

"Hay que dar una vuelta de página, es un tema agotado", pidió Sanz a LA NACION, después de escuchar las quejas de sus correligionarios.

En cambio, el diputado Ricardo Gil Lavedra, el jurista partidario que fundamentó el consejo radical, explicó uno de los motivos del reproche: "Más allá de sus buenas intenciones, la decisión de Cobos confunde a la opinión pública y desdibuja la defensa de la oposición sobre las reservas", dijo a LA NACION.

Cobos, a la ofensiva

Ajeno a los dimes y diretes del radicalismo, Cobos analizó ayer el día después de su dictamen con su gente, y el saldo fue positivo.
"Está muy conforme con el trabajo de él y de la comisión", explicaron sus voceros.
Igual que Sanz, el vicepresidente decidió minimizar la diferencia de criterios con su partido y seguir adelante. "El entendió la postura partidaria y ellos entendieron la institucional", dijeron fuentes cobistas.
Por la tarde, recibió en su despacho al intendente de Junín, Mario Meoni, y al diputado Mario Barbieri (UCR-Buenos Aires) y decidieron avanzar junto con la UCR y el resto de la oposición para frenar las embestidas del Gobierno para usar las reservas para pagar deuda. "Debemos rechazar cualquier intento de apoderarse de esos recursos en el ámbito que corresponde, el Congreso", dijo Barbieri a LA NACION cuando salía del Senado. Un modo de volver a poner al vicepresidente en el terreno opositor, del que nunca quiso salir.
Los hombres de Cobos también dieron su mirada sobre el cortocircuito con el partido. "No se pronunció la UCR, sino Morales, que no es Yrigoyen", se sumó Meoni a la polémica, que todavía dará mucho que hablar.

EL JUEGO DE LAS DIFERENCIAS
Remoción
Como presidente de la comisión bicameral que analizó el desempeño de Martín Redrado en el BCRA, Cobos recomendó su remoción.

Indec e inflación
El vicepresidente elogió a Redrado por haber impedido el uso de las reservas, pero lo responsabilizó de avalar los índices de inflación del Indec al frente del BCRA.

Institucionalidad
Cobos fue muy crítico de la pelea que mantuvo Redrado con el Gobierno, y opinó que priorizó su postura personal sobre los intereses del país.

Ofensiva
Con el tema Redrado cerrado, ahora el cobismo se encolumnará con la UCR y el resto de la oposición para oponerse al uso de las reservas para pagar deuda, como pretende la Casa Rosada.

Renuncia
La UCR le había aconsejado no expedirse sobre la cuestión después de la renuncia del funcionario, o a lo sumo recomendarle a la Presidenta que "acepte su renuncia".

Vereda opositora
El radicalismo también le reprochaba a Redrado su aval al Indec, pero no quería que Cobos quedara cerca del Gobierno en su postura.

Confusión
Para la UCR la posición de Cobos confundió a la opinión pública, que creerá que no lo defendió a pesar de haber salvado las reservas.

Dudas
El radicalismo también se enfrentará al kirchnerismo en el Congreso por las reservas, pero algunos creen que el vicepresidente no podrá mantener una postura firme si no renuncia a su cargo.

CRISTINA Y PORKY CONTRA LOS BUITRES

por: Dr. Gustavo Aramburu

A los resultados electorales perdidosos, a la caída en picada de la imagen de la Presidenta, el matrimonio gobernante redobla la apuesta, aumenta la dosis y avanza repartiendo mandobles por doquier, en estas ultimas semanas, añadieron al Poder Judicial, al “Partido judicial” al eje del mal.
El mamarracho legal que pretende dar marco al Fondo del Bicentenario y el accionar posterior frente a los problemas que se han planteado, es una extraña mezcla de dosis bien proporcionadas de autoritarismo, ignorancia de la ley, capricho, incapacidad y negligencia. Encontraron una valla judicial y el oficialismo pretende que los jueces sean in totun obedientes. Eso es inviable, más aun cuando el poder empieza a resquebrajarse y este es el caso. No todos son Oyarbide y los que lo fueron de a poco se alejan y empiezan a dar señales.
Días pasados un comentarista política decía que el gobierno lo que quizás podría lograr por seducción lo obtiene por violación, o merece ser destacada la frase de un dirigente rebelde del PJ bonaerense, que decía que esta bárbaro que nos quieran llevar al paraíso, el problema es que Kirchner te quiere llevar a patadas en el cu…
La derrota electoral, lejos de lograr que el estilo se morigere ,lo hizo medicina diaria y con dosis en aumento.

Para colmo de males, a la Presidente le aconsejaron hablar de zoología, asi nos da clases de buitres y dice que los pollos vuelan, rarezas por cierto que jamás vi. Luego se aparta de ese rol de profesora de historia y asume el rol de profe sex, llama a los Argentinos a que comamos cerdo para tener mejor sexo, y encima nos hace participe de una noche de jolgorio que le brindo Néstor. Pero entre nosotros, yo creo ,que mas que el cochinillo, lo afrodisíaco debe ser la noticia del buen negocio que hizo Néstor comprando 2 millones de dólares en el medio de la crisis. Es un muy buen placebo tener información para inversiones seguras en tiempos de crisis? Como era eso de los buitres Profesora?