martes, 24 de enero de 2012

“CON ANIMO CONSTRUCTIVO…CONTRA NADIE EN PARTICULAR…A FAVOR DE TODOS…” -ASI LO PIENSO YO, Y LO DIGO…-

Ing. Mario Jaraz

Cuando no se practica la autocrítica, cuando no se propicia el debate serio y honesto, cuando se cree que la verdad pasa por la opinión de unos pocos - que son los de siempre- , cuando no se tiene la valentía de enfrentar las críticas y aceptar los errores cometidos y cuando la soberbia potencia la posibilidad de la continuidad eterna del manejo de la voluntad política de determinado sector de la sociedad, lo que se pierde es la noción de la realidad.

Cuando obcecadamente se da continuidad a una manera de actuar sin considerar los inconvenientes o resultados que dicha actitud hoy produce y ayer provocó, cuando las consecuencias de determinados actos son obviadas y se construye una situación ficticia que por su propia esencia y circunstancia provoca el auto engaño, quien así actúa corre el riesgo de convertirse en responsable principal, directo e indirecto de acciones promotoras de perjuicios que exceden el marco de lo personal y afectan al colectivo.

La actividad política tiene tiempos que se determinan en función a logros y fracasos, al cumplimiento o no de promesas, a la conducta y a la idoneidad con la que, quién obtuvo un espacio, pudo demostrar con hechos la aptitud ofrecida. Estos tiempos son los que van indicando y determinando los cuando no y los cuando sí, de lo que cada uno puede desear o aspirar.

El éxito en la política tiene diferentes visiones que podemos ubicar en dos campos: el subjetivo, que muestra lo que el protagonista siente o percibe, y el objetivo, que surge de las sensaciones que los receptores de las acciones puedan considerar. Estos dos estamentos de análisis posibilitan determinar con mayor certeza la validez de las mismas por cuanto la comparación se comporta como un parámetro apto para distinguir la realidad.

No es ilícito ni tampoco ilegitimo, el aspirar a ocupar diferentes cargos de representación partidaria y popular cuando se actúa en política, pero hay que tener plena conciencia que la participación en un partido político automáticamente te transforma en parte de un grupo que posee elementos identificables que sostienen la convivencia y provocan la pertenencia. El ser parte otorga beneficios y genera obligaciones, entre las cuales existen algunas de cumplimiento casi obligatorio para la consolidación de la coherencia interna y es el respeto que se debe tener por los demás integrantes. La exigencia es obrar no sólo respetando la gente, los principios, ideas y métodos que este posee, sino también bregar para que los objetivos que motivan la existencia partidaria sean cumplidos. La pretensión por ejercer en forma permanente la representación y el poder sin vulnerar los derechos y los deseos de los demás, reconoce para su aceptación, que la cadena de los aciertos predomine por sobre la de los errores, pero asimismo entender, y actuar en consecuencia para que el deseo de seguir siendo en forma continua no signifique un entorpecimiento al crecimiento de sus iguales, ni tampoco un impedimento para las aspiraciones que otros puedan formular.

Un partido político no puede crecer, funcionar y mucho menos cumplir con sus objetivos si lo que siempre se prioriza son los deseos de unos pocos.

La contrapartida a todo lo expuesto como negativo para el acrecentamiento del protagonismo del partido, es la participación y la rebeldía, expresada ésta en una fuerte exigencia doctrinaria y una firme postura por el retorno a formas de entender y practicar la política que difieren totalmente con algunos métodos que por reiterados hasta parecen normales.

¿Qué pretendo reflejar? Una realidad que debemos desterrar. Una manera de proceder que en nombre de la verdadera política, tenemos la obligación de expulsar de nuestro partido.

Debemos dejar de ser un partido que se comporta como feudo de unos pocos, privilegiando las aspiraciones de sólo algunos, para convertirlo en el Partido de Todos.

Hay que trabajar e implicarse en la lucha por la apertura real del Partido. Que quienes hoy se creen dueños entiendan que todos aquellos que siempre encontraron como límite el umbral de la puerta de entrada puedan superarlo y tener la posibilidad de de hacer uso de todos los derechos que el partido ofrece para participar, decidir, debatir, ser, acciones que, lamentablemente, por circunstancias fáciles de entender desde la ambición y difíciles de comprender desde la ética, siempre estuvieron vedadas para muchos que debieron soportar la prepotencia de algunos que las transformaron en patrimonio de unos pocos…

Hay provincias en las que ya se están barajando nombres y generando compromisos para las elecciones legislativas, nacionales y provinciales, del próximo año 2013 y para sorpresa de muchos que confían en nuestra capacidad de reacción, se observa que son los mismos nombres y apellidos que se escuchan desde hace ya varios años.

¡Qué tristeza! ¡Pobre Partido! No pudo y no lo dejaron generan nuevos dirigentes plenamente identificados y absolutamente capaces para ejercer su representación. No le permitieron prepararse para el futuro.

¿La bola de la ruleta cae siempre en el mismo número? Sólo cuando tiene algún desequilibrio muy pronunciado o simplemente cuando se la preparó con trampa.

Nadie es culpable si silenciosamente se lo deja hacer. Como decía el gran Tato Bores, “nadie se puede quejar si no se queja”, pero creo que hoy la circunstancia partidaria llama a un involucramiento más participativo que seguramente, con convicción y un alto sentido de pertenencia generará los cambios que la sociedad le reclama.

Animémonos y hagámoslo. Si hay propuestas mejores, olvídense de este escrito. No hay problemas.

Me dijeron: No nos podemos quejar, los radicales, en las internas, los apoyan. Está bien, que apoyen a quien quieran, tienen derecho, y yo también tengo derecho a decir que no me gusta.

Una cosa más.

El nuevo Presidente del Comité Nacional ha efectuado un llamado al retorno de los que se fueron, yo, humildemente le sugeriría que trate de brindar prioridad para “llamar a retornar a los que no se fueron”, que siguen y seguirán siendo radicales, pero que no se sienten contenidos porque lamentablemente algunos señores se encargaron de alejarlos a través de contradicciones en las interpretaciones doctrinarias y de forma de muy difícil explicación desde lo radical.

Es preciso rescatar el Partido para la Unión Cívica Radical. Es necesario devolver el partido a los radicales, porque ¡cuidado! Se están escuchando declamaciones muy bien construídas que están tratando de diagramar nuevas estrategias de posicionamiento para el partido, pero que están minimizando la opinión e importancia del verdadero salvador de la UCR: sus adherentes, afiliados y militantes que son los que nunca se fueron detrás de propuestas pseudo-superadoras y hoy sufren su presente.

Se hizo larga la nota. Los dejo hasta la próxima. Chau

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