lunes, 28 de septiembre de 2009

RESPUESTA DE BAROVERO A JARAZ

Por: Dr. Diego Barovero

Me tomo el trabajo de contestarle a Mario Jaraz porque lo aprecio personalmente y respeto políticamente..
Nadie odia a Gerardo Morales, nadie al menos de mis compañeros del espacio que produjimos la declaración respondida. Existe una cuestión relacionada con la coherencia política y doctrinaria que entendemos debe seguir todo radical, más aún si se tiene la enorme responsabilidad de conducir la UCR a nivel nacional.
Sostenemos que no se puede ir de aquí para allá cambiando de bando y de aliados si no se tiene primero una idea clara, un proyecto concreto, una identidad definida.
No es un secreto que el radicalismo padece desde 2001 una profunda crisis de identidad que lo llevó a una diáspora de la que aún sufre consecuencias.
Quienes cuestionamos aspectos fundamentales de la conducción de Gerardo Morales y quienes lo acompañan, aún valorando profundamente el trabajo y dedicación empeñados, lo hacemos porque entendemos que no puede prescindirse primero de la reconstrucción integral y definitiva de la herramienta que es la UCR.
En ese aspecto nos parece que tácticas como el lavagnismo en 2007 y la "carriodependencia" de 2009 terminaron siendo, como lo demuestran los resultados, mero tacticaje. No hay una visión estratégica integral, sino meras fugas hacia adelante que sólo sirvieron para cristalizar situaciones de poder determinadas.
Ahora se pregona la necesidad de "fortalecer" el ACyS pero se oculta deliberadamente las profundas diferencias que subsisten entre las fuerzas que lo integran en temas de índole fundamental para la vida de la república, por caso la ley de servicios de comunicación audiovisual, donde el socialismo adoptó una postura más que diferenciada del resto de los integrantes del frente. No hubo, no hay y no se avizora una estrategia coherente de parte de la conducción del Comité Nacional de la UCR que parece más preocupada hoy por conformar una nueva línea interna en el seno del ya de por sí fragmentado radicalismo, en una actitud verdaderamente novedosa ya que nunca una conducción partidaria usó el espacio directivo para conformar un movimiento interno, que siempre en la vida de la UCR surgieron desde abajo.
Por eso entendemos que es nocivo que hoy el presidente del partido esté trabajando para un sector y no para el conjunto. No hay odio, ni siquiera rencor, es tristeza, es dolor, es desengaño. Porque compartiendo con Mario Jaraz, es mucho lo positivo que se ha logrado en estos últimos tiempos en dirección a recuperar confianza de la sociedad, credibilidad de los ciudadanos y capacidad de recrear la unión civil que debe presidir la vida de los radicales como el propio nombre partidario lo indica.
Es tiempo de trabajar por la unidad del radicalismo, pero también de debatir qué proyecto de país queremos llevar adelante si queremos ser alternativa sólida en 2011, qué marco de alianza estamos dispuestos a transitar o si nos da lo mismo conformar un espacio de panrradicalismo y aliarnos con el socialismo, o acordar con expresiones de la derecha neoliberal con tal de obtener una banca más.
Para eso es imprescindible revitalizar los cuerpos orgánicos partidarios, convertir a la Convención Nacional en el gran ámbito de debate de ideas que siempre fue, no organizar reuniones cupulares ni convocar a formar nuevas agrupaciones internas, y aquí radica una de las diferencias de concepto fundamentales con quienes conducen la UCR actualmente y vienen haciéndolo desde hace varios años.
Seguramente encontraremos coincidencias y diferencias en el debate, pero saldremos todos enriquecidos de poder confrontarlas y la fortalecida será la UCR para bien de la democracia argentina.

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