lunes, 19 de abril de 2010

“EL DESAFIO DEL MOMENTO”

Escribe: Ing. Mario Jaraz


Lo que estamos viviendo
La política está viviendo un momento muy especial que lamentablemente no es de grandeza, de grandes construcciones, de excelentes debates y de resultados sumamente beneficiosos para la comunidad, sino por el contrario, la política, o para centralizar mejor la idea, el concepto, los señores políticos, están brindando a la sociedad un triste espectáculo cuya temática argumental se sostiene en la incoherencia, la vanidad, la mentira, la especulación con resultados que no pueden ser otros que los que se están obteniendo: leyes sin consenso que en lugar de ser aplicadas para que la voluntad de los legisladores, que dicen representar al pueblo, se vean reflejadas en prácticas inmediatas, sean instrumentos cuya aplicación queda sujeta a vetos, juicios de validez, etc. que demuestran que la actividad parlamentaria que con grandes esfuerzos se esta intentando llevar adelante es sólo una careta que intenta disimular, por parte de los protagonistas, la imposibilidad cierta de cumplir con los objetivos primarios que su investidura requiere.

El debate
No estamos preocupados porque se debate o se discute, sino porque las mínimas y elementales condiciones que hacen de la polémica un elemento útil para la política no son puestas en práctica ni respetadas.
La esencia del debate implica la confrontación de ideas diferentes que se exponen no con el fin exclusivo de lograr la imposición de una sobre las demás, cosa que con sólidas argumentaciones puede darse, sino que el debate también admite la posibilidad de la negociación y el consenso con la condición fundamental de que una vez finalizada la contienda todos tengan la predisposición de llevar adelante y respetar la decisión.
Y esto es lo que no se esta cumpliendo, lo que no se realiza.

La amenaza que no se ve
Hay diversas formas de dañar la república, de perjudicar la democracia y afectar las instituciones y hoy pareciera que, aún cuando ello pueda ser inconciente, se la está propiciando, dejando que se conjuguen las fuerzas del “oscurantismo” que periódicamente nos visitan con la pretensión de demostrar la inviabilidad del sistema adoptado por la mayoría de los argentinos como forma de organización social.
Pareciera que quienes tienen la principal responsabilidad, enceguecidos por una atroz puja por el poder, no están conscientes ni de la circunstancia especial que se esta presentando, ni percibiendo la gravedad de los hechos.
La fragilidad que tiene hoy el sector militar del país, otrora instrumento imprescindible para producir inestabilidad y violación constitucional, aunque no siempre fueran los mentores de los movimientos que llevaron a cabo, pretende ser mirada como señal de seguridad anti-golpe cualquiera sea la situación interna en que se encuentre el país, pero si tomamos en cuenta la realidad con que se esta manejando el poder hoy en la Argentina y el desenfadado proceder con que se pretende implementar una escala de supremacías entre los poderes del Estado, violando los dictados de la Constitución Nacional , que determina funciones específicas para cada uno pero exige el equilibrio como manera de garantizar un funcionamiento legítimo y ordenado, vemos, con el máximo de objetividad posible y con total certeza que la sombra de una articulación de estilo “fascista” se cierne sobre nuestro país.
Es imposible concebir una tarea de construcción del país cuando integrantes de los tres poderes a diario gastan energías denostando las tareas que los otros ejecutan. De cada una de las declaraciones a las que uno accede, sin que resulte relevante puntualizar el grado de agresividad que cada cual maneja, lo que más se trasluce es el desprecio de los hechos, la sospecha sobre la honestidad de las causas y el menoscabo de las intenciones que se enumeran como motorizadoras de las acciones.

Las sensaciones
Este intento de descripción de una realidad que duele, molesta y lastima, intenta provocar en quienes creen en la política para que cierren filan en derredor de principios fundacionales que, aún con errores, fueron los que posibilitaron la reconstrucción del país en torno al respeto por las leyes que permitió el retorno de las conductas generadoras de la voluntad de vivir en sociedad, dado que si se adopta la postura de observar la situación con indiferencia y sorna, desentendiéndose de la responsabilidad de exigir un urgente cambio de comportamientos se estará siendo cómplice del debilitamiento del país y de la profundización de los problemas que lo aquejan.

El desafio para los radicales
Los radicales, si pretendemos honrar nuestro partido, aún siendo parte del presente, debemos tomarlo como un verdadero desafío.
La República requiere que la Unión Cívica Radical marque la diferencia. Se distinga por sobre aquellas fuerzas políticas cuyo único objetivo es la posesión del poder y subordinan a este fin toda su actividad.
Más allá de cualquier circunstancia que pueda ser catalogada como dilatoria los hombres que actúan en nombre del radicalismo tienen que exigir al máximo sus aptitudes con el fin de lograr el ordenamiento del sistema, persuadiendo a todos los circunstanciales actores, sean del Poder Ejecutivo, del Judicial o del Legislativo, sobre las “barbaridades” que engendra la manera en que se está actuando, partiendo de la base de que todos son culpables de la situación. Los oficialistas porque no terminan de asumir que ya no pueden imponer sus deseos como lo hicieran desde que asumió el ex Presidente Néstor Kirchner hasta el mes de diciembre del 2009, momento en que se dio una conformación diferente en el Poder Legislativo y los opositores porque no están dimensionando la realidad de los cambios sucedidos.

El peronismo es...el peronismo
Para el diseño inteligente de muchas acciones es necesario tomar en cuenta que en el Poder Legislativo el Peronismo continúa teniendo mayoría, pese a que apetencias personales o grupales, los hagan presentar como ocupando espacios de diferente ideología, porque todos podemos observar, como lo indica la realidad que lo que está en discusión son cuestiones metodológicas y manejo del poder. Terminada la contienda, todos juntos cantan la marcha que los identifica.
Esta coyuntural división no debe llamar a confusión a quienes verdaderamente pueden presentarse como opositores por pertenecer a distintas concepciones ideológicas y doctrinarias, que arrojan diferentes visiones sobre la república, la democracia y el poder, por lo que deben ser extremadamente cautelosos al momento de pergeñar alianzas, apoyar proyectos o verificar el número de legisladores que permitan tener los votos necesarios para actuar, ya que unas veces la ingenuidad, otras la ansiedad y otras la simple traición, los hicieron padecer, debido a la imprevisible conducta de algunos actores, momentos difíciles que derivan innecesariamente en desprestigio y descrédito.
Debemos aprender que de los “amontonamientos” nunca surgieron decisiones trascendentes y precisas, sino por el contrario incongruencias sin otro valor que el producido al instante de “amontonarse”.
Es preciso que los radicales vean a la situación tan cual es y no como se las quieren hacer ver especialmente desde el grupo justicialista.
No debemos olvidar una frase que se adjudicaba a Perón y que dice más o menos así: “...no hay que preocuparse, los peronistas son como los gatos, cuando parece que se están peleando, la realidad es que se están reproduciendo...”

Hacer radicalismo
El desafío es transparentar totalmente todas y cada una de nuestras acciones, presentar con nombre y apellido, más allá de determinadas conveniencias con quienes se están negociando las acciones y actitudes ya que en el listado de legisladores figuran varios nombres en quienes no se puede ni se debe confiar.
El desafío es seguir construyendo un partido que solidifique su sana ambición de poder, sustentada en una línea de ideas, conductas, métodos y propuestas surgidas de una identidad innegociable.
Un artículo publicado por el Diario Clarín el día domingo 11 de abril ppdo., en página 30, de autoría del Historiador y Politólogo Natalio Botana, concluye diciendo: “…Una democracia sin pasión de poder es una democracia de flojos; pero una democracia sin ideas ni debates es aún peor que la flojera: es, al cabo, una democracia inerte…”
El desafío es también entender el sentido de esta frase y actuar
en consecuencia.

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