viernes, 24 de julio de 2009

EL VERDADERO MATIZ DE LA AGRESION A LA SOCIEDAD

Por. Ing. MARIO JARAZ


Cuando despertó la ciudad de Resistencia, en la fría mañana del 24 de julio, descubrió que las paredes de distintos espacios ciudadanos habían sido ensuciadas con pintadas de cruces svásticas y leyendas que hacían alusión a la colectividad judía y a otras cuestiones que esta viviendo nuestra sociedad.
¿Quiénes fueron los autores materiales del hecho? Seguramente algunos individuos necios e ignorantes.
¿Quiénes fueron los autores intelectuales del hecho? Seguramente algunas personas necias, ignorantes y perversas.
¿La pintada de una cruz svástica es sólo una expresión antijudía?
Para los estúpidos e ignorantes, seguro que sí, pero cualquier persona medianamente racional e inteligente tiene, o por lo menos debiera tenerlo, perfectamente claro que cuando alguien pinta una cruz svástica esta actuando contra la humanidad toda.
La cruz svástica es el símbolo de un movimiento que, teniendo como lider a un demente como adolfo hitler (con minúsculas, por cuanto no mostró ningún atributo o aptitud que pudieran asimilarlo a un ser humano), junto a otros de similar calaña a la suya, se encargaron, a través de diferentes métodos y acciones, a eliminar de la faz de la tierra a cien millones de personas aproximadamente en la década del treinta del siglo pasado, provocando un conflicto que se dio en llamar Segunda Guerra Mundial.
Trataban de eliminar de este mundo a los judíos, murieron aproximadamente seis millones, a los gitanos, los homosexuales, gente con atributos físicos y o mentales diferentes, enfermos, etc.
Ese grupo de anormales, en nombre de la cruz svástica, asesinaron personas normales utilizándolas como instrumentos válidos para la realización de cualquier tipo de experimentos que los “supuestos sabios” de ese siniestro agrupamiento político, tuvieran la ocurrencia de realizar en nombre de la búsqueda del hombre perfecto que en sus demenciales elucubraciones conformaría la raza superior que dominaría el mundo.
También murieron millones de personas en batallas que soldados y civiles de muchos países del mundo llevaron a cabo contra los portadores de la cruz svástica que pretendían tomar al mundo como espacio exclusivo para aquellos que aceptaran subordinarse a ellos.
También murieron millones de alemanes, la gran mayoría de ellos obligados, pero muchos aceptando la situación convencidos a través de un medio al que en muchos lugares del planeta, entre ellos nuestro país, no se le da la prioridad que merece: la educación: sus contenidos y sus objetivos.
Cuando hablamos de educación nos preocupamos firmemente por los contenidos, porque tanto entre aquellos asesinos, como entre quienes hoy pretenden revitalizar un pensamiento sinónimo de matanza, muerte y degradación humana, hay gente que se instruyó, pero que lamentablemente no tuvo la aptitud de transformar esa instrucción en educación.
Las pintadas de símbolos y leyendas con que se encontró la ciudad esta mañana, realizadas como todo acto delictivo aprovechando las sombras de la noche, tienes que ser analizadas como un grave acto de agresión hacia la sociedad y un llamado de atención para todos, pero especialmente para aquellos que en cada oportunidad en que esto sucede simplifican el hecho catalogándolo solo como una agresión hacia la colectividad judía, a quien concurren para expresarles su adhesión.
El admitir y pregonar la necesidad del respeto por las ideas diferentes, por convivir entre distintos, de ninguna manera admite el compartir espacios comunes con aquellos que propenden a la profundización de las diferencias postulando la superioridad grupos sociales por sobre los demás y la desaparición de aquellos que intentan defender su identidad.
Es preciso asumir el compromiso de trabajar para erradicar este tipo de ideas y hechos y una de las acciones imprescindibles es identificar a los autores y hacer públicos sus nombres y características. La sociedad debe conocer a quienes cobija en su seno y cual es el objetivo que cada uno persigue, desde lo público y frente a la agresión responder con la ley en la mano, con todo rigor.
Dicen que a los hombres no se les debe tener lastima, pero lastima es la única sensación que me provocan estos individuos.


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