viernes, 3 de julio de 2009

“YA PASO EL 28 DE JUNIO”

Ing. MARIO JARAZ

Ya pasó el 28 de junio.
Ya pasaron las elecciones.
Ya se conocen los resultados que, aún siendo provisorios, son indicativos de lo acontecido, más allá de correcciones que surjan cuando se conozcan los resultados del escrutinio definitivo.
Llegó el momento de apaciguar los ánimos, y que la pasión y la subjetividad brinden su espacio para que la objetividad se adueñe de nuestros mecanismos de análisis y nos permita efectuar las evaluaciones correctas y certeras sobre lo ocurrido el día domingo.
La dinámica de la política nos sigue impulsando.
Resulta imprescindible actuar desapasionadamente.
Si la soberbia nos envilece o la humildad nos obnubila, corremos el riesgo de confundirnos y diagramar un cuadro de decisiones que nos transporten directamente al fracaso.
Cuando decidimos transitar el camino de creación de un agrupamiento de partidos ideológicamente similares, que derivó en la formación del Acuerdo Cívico y Social fue porque estábamos convencidos de que la república requería la recreación de un espacio diferente al peronismo, que con sus métodos, formas y conductas se continuaba apropiando del espacio político total.
La aceleración con que obligatoriamente se debió actuar debido al adelantamiento de la fecha de las elecciones, fijada en forma inconsulta e inadecuadamente por el Poder Ejecutivo Nacional, al que adhirieron las provincias, forzaron a que muchas de las determinaciones debieran adoptarse sin el suficiente rigor analítico de parte de cada una de las partes involucradas.
Esta realidad no provocó el retaceo de energía y disposición a la lucha y el trabajo, pero seguramente sí la posibilidad de realizar algunas rectificaciones en el momento preciso que, de haberse contado con tiempo, seguramente hubieran posibilitado logros superiores.
La presencia del Acuerdo Cívico y Social causó preocupación en las demás fuerzas políticas. Visualizaron que se venía a cubrir no solamente el espacio opositor que los analistas permanentemente intentaron reflejar como vacío, sino a retomar banderas ideológicas cuyo titulo había sido usurpado y que con acciones estaban deformando en contenido.
Construíamos como alternativa de poder una oposición con ideas progresistas, con propuestas y nombres en sus filas de alto grado de protagonismo político y calidad humana.
La intranquilidad en los demás partidos, especialmente en el Partido Justicialista, se vio reflejada en el aumento del nivel de publicidad y movilización, en la persistente realización de anuncios prácticamente imposibles de ser cumplidos y en el desmesurado afán por esconder una realidad socio económica del País de alto riesgo.
Los otros partidos, especialmente la izquierda, terminan siendo funcionales al partido peronista, puesto que aún subsiste en ellos la idea de que la única posibilidad de estar junto a la “masa del pueblo” es conviviendo con el mismo y hasta subordinándose si es necesario.
Podríamos decir, simplemente como dato aleatorio, de que si algo nunca fue el General Perón y “su” Partido Peronista, es ser marxista y de ideas de izquierda.
Además el Partido Justicialista, a partir de una fuerte y casi generalizada desideologización, desde hace ya un largo tiempo resulta incapaz de resolver sus problemas internos en su propio ámbito, especialmente aquellos de acción y conducción y con rara habilidad, no exenta de una dosis de ilegitimidad e irrespetuosamente, involucra a todos los ciudadanos en la dilucidación de sus contradicciones.
Provoca su propia división, traslada a la sociedad una “supuesta” confrontación ideológica y crea polos que en realidad lo único que tienen como diferencia son los nombres que intervienen en la disputa.
En una sociedad que mayoritariamente ha optado por elegir a partir del impacto que provocan las imágenes televisivas, de la mayor o menor brillantez con que logren desempeñarse cada uno de los en los espacios a los que son invitados, y que es poco adepta al uso crítico de la memoria, resulta difícil alterarle hábitos y costumbres, resulta evidente que lo que termina siendo determinante no son ni la calidad ni los antecedentes personales que cada candidato es capaz de exhibir.
Con la confusión como instrumento y el eficaz manejo de un lenguaje extremadamente agresivo para con el opositor, el justicialismo, en sus diferentes versiones, va reteniendo espacios de poder, pese a que en muy pocas oportunidades pudo transformar ese poder en soluciones reales y sustentables para la mayoría de la comunidad.
Resulta dificultoso descifrar el por qué la sociedad actúa de manera tan permisiva con estos dirigentes y les continúa entregando el manejo del Estado.
La demostración más clara de que nada de lo que dijimos es simplemente propaganda anti-justicialista la dan los hechos.
Pasaron pocos días desde las elecciones y ya se encuentran todos juntos rearmando las estructuras y toda la división que anunciaban se convirtió simplemente en el desplazamiento de algunos, el encumbramiento de otros, pero con la idea y el modelo de país siempre igual.
¿Recordará esto la sociedad para no volver a ser engañada o realmente no le importa?
Este es su perfíl y así volvieron a actuar.
La utilización de este espacio, en el que pretendíamos analizar lo sucedido en las elecciones del día 28 de junio para recalcar conductas de los justicialistas, tiene un objetivo específico, tratar de erradicar el falso concepto de que entre peronistas y radicales las diferencias son mínimas, ya que esto no es así.
Los por qué de nuestra acción política, nuestra ideología, nuestros principios, nuestra conducta, nuestra manera de relacionarnos con la comunidad y el modelo de país y sociedad al que aspiramos son diferentes a los que comulga y sostiene el justicialismo, y estas diferencias no deben ser nunca obviadas, dado que son parte fundamental de nuestra identidad partidaria, que es de la cual debemos convencer a la sociedad, pero estando primero nosotros suficientemente convencidos de ello.
No estamos pregonando las diferencias como elemento de desunión, dado que uno de nuestros principios básicos es el del respeto por quien no piensa igual, pero debemos entender que el proceso de mimetización que sufrimos fue una de las causas básicas que pusieron en juego nuestra propia existencia como partido.
¿Y a nosotros no fue realmente bien, o mejor?
Pese a todo, y tomando en cuenta todas las circunstancias, las propias y las ajenas, creo que debemos estar conformes por la perfomance.
Entre las cosas muy importantes que quedaron pendientes figura la relación del Ing. Julio Cobos con su cargo de Vicepresidente de la Nación con el Acuerdo Cívico y Social y con sus antiguos aliados. Esta cuestión irresuelta provocó una serie de situaciones conflictivas entre las que podemos citar el caso de la Provincia de Corrientes, su entrevista con de Narváez, etc. que indican que es uno de los grandes temas a debatir con vistas al futuro.
El excelente triunfo obtenido en la Provincia de Mendoza donde el partido de Cobos en unión con la UCR derrotó ampliamente a la gente del Frente para la Victoria, lo ha vuelto a posicionar, especialmente entre aquellos radicales que cuestionan la actual conducción nacional del partido.
Otro caso especial es el de un distrito demasiado importante como Córdoba que no aceptó, por cuestiones internas de liderazgo, el acuerdo alcanzado a nivel nacional y decidió concurrir a las elecciones con candidatos propios obteniendo un excelente resultado.
Los resultados que el Acuerdo Cívico y Social obtuvo en el distrito Provincia de Buenos Aires, son altamente satisfactorios, porque es en esa provincia donde se materializó en toda su expresión la interna del Partido Justicialista y frente a ellos y la batería de herramientas de toda índole utilizadas para alcanzar la victoria, se logró el apoyo de más del veinte por ciento de la sociedad, superando largamente anteriores eventos.
Asimismo, al efectuar la evaluación de lo que paso en la Provincia de Buenos Aires, no debemos olvidar lo importante que son para nuestra fuerza política, con visión a futuro, los resultados que se consiguieron tanto para diputados provinciales como para concejales, a los que los medios de prensa nacionales no dan tanta trascendencia.
Volvemos a reiterar algo que ya comentáramos en otras oportunidades: la cuestión de la Ciudad de Buenos Aires es un tema especial y que requiere de una urgente decisión, como está hoy, no podemos seguir.
La enumeración de hechos conocidos por todos es válida porque nos permite entender y comprender de que si bien mejoramos y creemos que hemos logrado satisfacer una parte importante de las expectativas que nos propusiéramos al momento de la creación del Acuerdo, es imprescindible que en forma urgente realicemos un amplio, profundo y honesto debate interno que, al tiempo que analice lo sucedido, determine la validez de la continuidad del trabajo en común con las otras fuerzas asociadas o bien cual es el rumbo que deseamos dar al accionar del partido, ya que las elecciones del año 2011 son de características totalmente distintas a las del 28 de junio.
Un compromiso primario que todos debemos formularnos es el de custodiar la identidad y la vida de la UCR, más allá de todas las asociaciones que pueda integrar, no por una cuestión de falso orgullo, sino porque el tiempo, contradiciendo a muchos “opinólogos”, va demostrando que su vigencia y presencia en el país resulta una necesidad innegociable.
Un primer paso del que debemos convencernos es que será preciso tener hombres y nombres capaces de disputar todos y cada uno de los cargos que en ese momento se jueguen.
Si somos capaces de ello, entonces seguramente todo será posible.

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