martes, 19 de enero de 2010

“El manotazo a las reservas de todos los argentinos”

Por: Carlos Le Donne

¿Qué son las reservas? Son los metales, títulos, moneda extranjera, créditos que se tienen para respaldar el circulante, para crear confianza en la moneda, para dar más seguridad jurídica, para evitar la emisión descontrolada que trae la inflación y ésta la disminución del poder adquisitivo del pueblo que trabaja, en fin, el empobrecimiento de la sociedad.

Por eso es de actualidad traer a la memoria de todos los argentinos, los que desde hace más de 50 años viven en estas tierras, el discurso leído personalmente el 21 de octubre de 1946 en el Congreso de la Nación por el general Juan Domingo Perón.
Hoy, como si la historia se repitiera, los que invocan el nombre de Perón, de Eva o del justicialismo invocando bienestar, distribución de la riqueza y justicia para todos mienten.
Debería aplicarse el artículo 29 de nuestro contrato social, traidores a la Patria, como lo establece la Constitución nacional: los que violan la ley y la Constitución son traidores.
Todos debemos recordar hoy que se violan todas las leyes y la Constitución con el solo objeto de meterles manotazo a las reservas de todos los argentinos, las que se acumularon por el trabajo, dedicación, esfuerzo e inteligencia de un pueblo que se merece mejores gobiernos, sin inflación, con estabilidad, con pleno empleo y no mediante el gasto desmedido, incontrolado, todo para dejar una herencia imposible de superar en poco tiempo.
Vale la pena recordar lo que decía Perón, líder de los descamisados:“Nuestro crédito, podemos afirmarlo, es fuerte y sano. Dos países, de gran solvencia, nos adeudan en el momento presente casi ocho mil millones de pesos. En el Banco de Francia tenemos depositados dieciséis toneladas y media de oro. El respaldo de oro de nuestra moneda para circulación fiduciaria es en estos momentos de 1,44 por cada peso papel, cuando algunos de los países más poderosos de la tierra tienen sólo de respaldo el 0,02. No debemos un solo centavo al exterior”.
Por manotear las reservas , perdimos la oportunidad de construir un país ejemplar, sin desigualdades, con poder de decisión, respetado, creíble, con bajo índice delictivo, con una población sana física y moralmente, con justicia e igualdad para todos.
Perdimos al país productor y exportador de sus recursos naturales, energía, combustibles, granos, carnes, como materias primas e industrializadas y demás servicios, que sirven para formar un país fuerte, rico y considerado, pero lo más triste de todo esto es que se perdieron las ganas de seguir luchando, se degradó al hombre nacional, se lo sometió paulatinamente a las reglas del mercado, se le impusieron otras formas incompatibles con el del ser nacional.
Perdimos las joyas de la abuela, las empresas públicas estratégicas, que les sirvieron a muchos dirigentes gremiales y empresariales para acrecentar sus activos, olvidándose de que eran de todos los argentinos; terminaron creando la idea de que lo que maneja el Estado no sirve, lo hace mal, y consintieron la enajenación grosera, burda y corrupta, llena de interrogantes, traicionando lo que habían sostenido durante toda la existencia de la doctrina que abrazaron y supieron concebir, pasando del justicialismo al más crudo poscapitalismo, al servicio otra vez de los que manejan el capital en el mundo, olvidándose de servir a la gente, que es el objetivo común de todos lo que quieren una patria próspera e independiente.
Hoy esos mismos protagonistas, cómplices del endeudamiento y el despilfarro, actores de la decadencia, se dan el lujo de ocasionar la peor crisis institucional de los últimos años.
¿Para qué?
Para obtener recursos necesarios para afrontar el gasto descontrolado, alimentando egos, caprichos y pretendido liderazgo, que no supieron ejercer cuando la Nación los convoca para defenderla.
Argentino, no se deje engañar más, no se deje arrastrar por el pasado, por los únicos culpables de más de 50 años de decadencia, seamos solidarios con los hombres y mujeres de nuestra querida Patria, que no son pocos, y luchemos para erradicar la corrupción.
La Argentina no está en condiciones de seguir perdiendo tiempo, levantemos nuestros brazos y construyamos un país mejor y deseado.

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