domingo, 31 de enero de 2010

“PRACTICANDO DEMOCRACIA”

-No es fácil, no es simple, no es habitual-

Por: Ing. Mario Jaraz

Si nos quejábamos antes de las elecciones del año anterior porque se estaba consolidando cada vez con más fuerza un poder autoritario que permanentemente imponía decisiones unilaterales en el país, algunos errores de apreciación que el mismo cometió, sobre las consecuencias de determinadas medidas, propiciaron un escenario que al tiempo que debilitó el poder del justicialismo, potenció las oportunidades de las otras fuerzas políticas.
Los resultados de las elecciones nacionales legislativas del año 2009 arrojaron un resultado acorde a aquellas expectativas lo que posibilitaba avizorar que, a partir de la asunción en el mes de diciembre de los nuevos legisladores, se restablecería para el Poder Legislativo Nacional el rol protagónico que la Constitución Nacional le prevé, lo que indudablemente redundaría en una mejor calidad institucional.
Estábamos ante la posibilidad de una recreación de la vida democrática en el país, de alternativas realmente interesantes, por cuanto, si bien las elecciones cambiaban la conformación numérica de los diferentes bloques partidarios, todavía hoy resulta imposible aseverar con certeza quien tiene la mayoría debido a que los agrupamientos van sufriendo cambios en relación con los temas que se tratan.
A partir de la nueva conformación parlamentaria, podemos observar situaciones como las que estamos viviendo hoy.
Una decisión del Poder Ejecutivo Nacional de utilizar una parte de las reservas internacionales de la Nación, administradas según lo marca la ley por el BCRA, para integrarlas al Fondo del Bicentenario con el fin de hacer frente, según declaraciones, a la cancelación de compromisos de deuda externa, provoca la oposición del presidente del Banco Central al uso de las mismas y su negativa a renunciar o aceptar su desplazamiento. Se produce entonces un conflicto que moviliza fuertemente a los tres poderes del Estado.
La confrontación, que obliga a desempolvar doctrina, tiene la virtud de lograr que cada uno de puje por defender los espacios de decisión que según sus interpretaciones les corresponda.
Debemos admitir que además de ser novedosa la confrontación, y que en algunas actitudes puedan subyacer especulaciones de índole puramente electoralista, lo que esta pasando le hace bien a la República y por ende a la sociedad.
Para que una democracia pueda brindarle a la gente las bondades que surgen de su esencia resulta imprescindible que su funcionamiento sea, quizás no perfecto, pero si dentro del rango de lo que se puede considerar como normal.
Los resultados finales de esta combinación de acciones entre los Poderes deberán producir en definitiva un resultado totalmente ajustado a la ley y reflejar una consecuencia positiva para el país.
Si alguno de los poderes permite ser doblegado por la fuerza de alguno de los otros dos o por flaquezas propias, podríamos encontrarnos con un escenario que repitiera lo que al comenzar la nota presentábamos como muy preocupante, que era la consolidación del fuerte autoritarismo que ejercía el Poder Ejecutivo, pero tal vez promovido por alguno de los otros poderes.
Que nadie pretender perversamente utilizar estos debates, discusiones, acuerdos y desacuerdos, como parte de un intento de desestabilización, ya que hacerlo significaría ignorar o desestimar impúdicamente las elementales herramientas que la democracia provee para el enriquecimiento y mejoramiento de las decisiones.
La democracia no abjura del consenso pero no rechaza la disidencia.
El equilibrio es imprescindible porque es lo único que puede afirmar igualdad y fundamentalmente contribuir a la consolidación de un sistema que en si mismo ha encontrado los limites precisos para evitar distorsiones que permitan el surgimiento de regímenes que atentan contra principios básicos de la convivencia en sociedad como la igualdad y la libertad, pilares sobre los que debe sustentarse la lucha por la dignidad de las personas.
La marea involucró las instituciones y también a los hombres.
Lo que estamos viviendo nos brinda la oportunidad de observar conductas, analizar conocimientos y evaluar actitudes que deberán servirnos para analizarlos y ser cada día más exigentes en la elección de nuestros dirigentes.
Esta circunstancia particular también provocó movilizaciones en los partidos políticos y a prueba las alianzas y acuerdos y su continuidad en el tiempo.
Resulta interesante contemplar y analizar las actitudes de muchas de las figuras con aspiraciones a ocupar espacios preponderantes en las elecciones presidenciales del año 2011, a las que lenta pero inexorablemente nos vamos acercando.
Una primera evaluación indica que no todos estaban preparados suficientemente para participar como figuras en esta circunstancia..
Algunos opinaron demostrando solvencia, otros prefirieron el silencio, hubieron tropiezos, tanto desde lo conceptual como desde lo gestual, debido seguramente a la ansiedad por participar, y hasta existieron actitudes “histéricas” que bien sabemos no se compatibilizan con un requisito básico de la política que precisa del razonamiento medido, el estudio riguroso y la admisión del error como parte del arte.
La importancia del tema, como asimismo la decisiva influencia que la resolución tendrá ante situaciones que en el futuro puedan presentarse, provocó a muchos a decir presente, pero a más de uno le jugó una mala pasada.
La rapidez de reacción frente a hechos o situaciones calificadas como inconvenientes conforme a sus convicciones, es una virtud a exhibir como positiva por los hombres de la política, pero a veces esta misma capacidad los lleva a ingresar apresuradamente al escenario, sin contemplar los riesgos que representan la imposibilidad del retorno.
Seguramente al final vendrá el tiempo del balance de las acciones individuales y cada uno deberá admitir los menos y disfrutar los más que supo promover.
Todo lo sucedido debe servirnos además para que, como sociedad, como ciudadanos y como dirigentes, tomemos conciencia real de todo lo que se pone en juego cuando alguien intenta forzar situaciones que se contraponen con las normas que rigen el funcionamiento de la República y todo lo que todavía debemos seguir aprendiendo para vivir democráticamente.
Nadie debe alarmarse ni hacer caso de aquellos que pretenden dramatizar la situación, sólo entender que es la democracia la que esta funcionando y eso es muy bueno.
También es oportuno para la sociedad valorar la importancia de la posibilidad de informarse con y en libertad, tema que estuvo y seguramente pronto volverá a estar presente.
La Sociedad y cada uno de los ciudadanos se esta enriqueciendo, el escenario armado le ofrece la posibilidad del juzgar en directo el comportamiento de su dirigencia.
Hay que poner voluntad...el aprendizaje del uso de los derechos individuales y colectivos no es una mercadería en venta en los supermercados.

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