viernes, 5 de junio de 2009

“LA MISOGINIA RADICAL”

Dr. GUSTAVO ARAMBURU

El radicalismo es un partido más que centenario, por ende es cierto que ha convivido y coexistido con una enorme cadena de obstáculos que las mujeres han tenido que sobrepasar para llevar a cabo su militancia. Estos obstáculos para la realización de las mujeres no han sido solo patrimonio de la vida política sino en toda actividad o quehacer en general. Como abogado recuerdo que se comentaba que el Palacio de Justicia careció de baño de mujeres en sus instalaciones durante décadas, lógica prueba de que a las mujeres les estaba socialmente impedido el quehacer forense.
Ni el voto, ni el pleno ejercicio de sus derechos civiles, ni su acceso a la educación superior, fueron dadivas sino fruto de luchas.
Calificar al radicalismo de misógino es injusto, quizás si estamos frente a un problema político generalizado. O acaso le hace un buen favor a las mujeres políticas, que nuestras únicos casos de Presidentes mujeres hayan sido o sean esposas de.

O acaso el Justicialismo no hace una practica habitual que las mujeres de dirigentes sean incorporadas en listas o llevadas a la vida política de la mano exclusivamente de ellos. Que seria de Chiche si Don Eduardo hubiese seguido siendo Escribano o Martillero en Lomas.
A quien le debe los quilates de su militancia Florentina Gómez Miranda,o Nelida Baigorria o tantas otras sino a ellas mismas.
La generalización es absurda, hay mujeres que flaco favor les hacen a sus compañeras de género, y militantes varones, que luchan por una sociedad mejor y más igualitaria donde el embarazo adolescente, la mortalidad maternal o la violencia familiar no existan.
Cabria preguntarse si tan malos somos los radicales, si tantas imperfecciones detentamos para que nos ha buscado? Necesita proyección territorial, mística militante tal vez, esa que no se construye desde el programa de Majul.

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