miércoles, 1 de abril de 2009

A DON RAÚL ALFONSIN *Por el Ing. Mario Jaraz

Al igual que hace 25 años, ríos de tinta se derramarán hoy sobre blancos papeles para escribir RAUL ALFONSIN.
Un ayer y un hoy en el que se confunden alegrías, tristezas, aprendizajes, emociones, esperanzas…
¿Quién no se animó a mirar al futuro con la ilusión renovada cuando aquel hombre de mirada serena, hace 25 años se cruzaba la banda celeste y blanco sobre su pecho y enarbolando con fuerza el “bastón de mando” nos sugería con su discurso lleno de palabras pletóricas de energía: ¡¡ARGENTINOS VIVAN!!.?
Tratando de impedir que las lágrimas que surcan nuestro rostro denuncien el llanto que internamente nos esta estrujando, cuando hoy nos contaban que había muerto queríamos salir a gritarle en la cara a cada argentino ¡¡MENTIRA!!. Cuidado que nos están engañando…¡¡LOS HOMBRES COMO RAUL ALFONSIN NO MUEREN NUNCA!!.
Los medios de comunicación nos van haciendo conocer voces que proceden de diferentes personajes, especialmente de la política. ¡Cuanta hipocresía tenemos que escuchar!
Muchos de ellos ayer comentaban con sorna y perversidad la frase que Don Raúl pronunciara luego de dominar uno de los tantos intentos de golpes de estado que intentaron montarse durante su mandato “…La casa esta en orden…”olvidando intencionadamente el final de la misma, donde este hombre, providencial para los argentinos, nos contaba con satisfacción que pese al deseo de muchos en contrario, el conflicto estaba resuelto sin necesidad de que corriera sangre.
La vida, libre, digna, con alegría, eran su desvelo, por eso recitaba con toda la fuerza de su voz el Preámbulo de la Constitución Nacional.
Nos estaba indicando a todos nosotros que en el cuidado y cumplimiento de lo que la Ley de Leyes nos manda, a todos por igual y sin privilegios, se encontraban depositados los instrumentos capaces de hacer realidad el sueño de la Argentina grande.
Y en esa Argentina, factible de ser realizada, no debía correr sangre de hermanos. Por ninguna diferencia, por ninguna circunstancia.
Creía y respetaba las diferencias. Era brutalmente honesto defendiendo sus ideales, pero como hombre de la democracia real, era conciente de que sólo poseía un trozo de la verdad. Por eso siempre dialogaba, siempre debatía.
Tenía tanta solidez y convicción ideológica que llegaba a abrumar a sus adversarios, que en más de una oportunidad estos debían hacer uso de la mentira para denostarlo y desacalificarlo.
El amor por la gente, el respeto irrestricto de la ley y los derechos, la subordinación al sistema democrático y la valoración de conocimiento ideológico, son sólo aristas de una personalidad cautivante y seductora.
Las circunstancias de la vida, el apoyo de mis correligionarios de la provincia del Chaco y el soporte del Dr. Angel Rozas entonces presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, mi partido, el partido del Dr. Raúl Alfonsin, me llevaron a ocupar distintos cargos directivos nacionales y gracias a ello pude compartir diversas actividades junto a Don Raúl, y todas y cada una de ellas quedaron guardadas en mi memoria.
¡Que hermoso privilegio!
Cuando muchas veces creemos que la vida ya no puede depararnos nuevas sorpresas, el intercambiar largos minutos de amena conversación con el Dr. Alfonsin, nos permitía descubrir nuevos espacios, nuevos escenarios y la simplicidad con que se pueden explicar hasta los más profundos pensamientos.
Personas de semejante envergadura ética, moral y de conocimientos, suelen intimidar a sus interlocutores, pero la personalidad de este Señor, que tuvo la enorme capacidad de enseñarnos a los argentinos que pese a todo lo padecido era posible convivir, con ese don tan especial con que lo dotó la naturaleza, invitaba al acercamiento, al diálogo, a la confidencialidad e intentaba permanentemente hacer que todos nos sintamos importantes.
Durante su larga vida política y su permanente exposición, también cometió errores que sus adversarios trataron y tratan de acrecentar en un vano intento por disminuir la dimensión de sus logros, pero el balance siempre arrojará un resultado altamente positivo.
Reconstruyó el tejido social que malos gobiernos y peores gobernantes habían destruido, nos ayudó a volver a creer, nos demostró que cuando existe voluntad la ley es pareja para todos y que todos deben subordinarse a ellas, con hechos concretos nos mostró cómo se pueden aplicar correctamente los derechos humanos y sancionar a quienes los violan no por un sentimiento de venganza sino simplemente por la obligación de cumplir responsabilidades.
¡Y tantas cosas más nos enseño!
Todos, aunque muchos pretendan negarlo. Radicales, peronistas, socialistas, comunistas, etc. poseemos algo o mucho de lo que don Raúl Alfonsin, sin egoísmos, nos fue entregando con todos y cada uno de sus actos.
Sin traiciones, sin trampas, con la verdad, con tozudez y osadía.
Por esto y por mucho, muchísimo más…¡¡LOS HOMBRES COMO RAUL ALFONSIN NO MUEREN NUNCA!!.
A su sueño de país no se lo dejaron hacer…
Nosotros aún no pudimos hacerlo…
Asumamos el compromiso de trabajar para que nuestros hijos y nuestros nietos, puedan tener la posibilidad de conocerlo y aprenderlo con total libertad, pues de esa manera, seguramente se encargarán de construir el país que todavía nos debemos.
Este será el mejor homenaje que le podremos brindar al Querido Don Raúl.

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