sábado, 16 de mayo de 2009

“El entierro de un amigo”

de Antonio Machado

Con versos de este poema, Juan Antonio Tardelli, amigo de ruta y de las mesas de café de 50 años, despidió al querido Enrique Pereira.

Tierra le dieron una tarde horrible
del mes de julio, bajo el sol de fuego.
A un paso de la abierta sepultura,
había rosas de podridos pétalos,
entre geranios de áspera fragancia
y roja flor. El cielo
puro y azul. Corría
un aire fuerte y seco.

De los gruesos cordeles suspendido,
pesadamente, descender hicieron
el ataúd al fondo de la fosa
los dos sepultureros…

Y al reposar sonó con recio golpe,
solemne, en el silencio.
Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio.

Sobre la negra caja se rompían
los pesados terrones polvorientos…
El aire se llevaba
de la honda fosa el blanquecino aliento.

—Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,
larga paz a tus huesos…
Definitivamente,
duerme un sueño tranquilo y verdadero.
(Información y texto del poema recibidos de Marina Fernandez)

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