miércoles, 13 de mayo de 2009

“EL VERDADERO DESAFIO”

Dr. GUSTAVO ARAMBURU

Desde el oficialismo se rechazaron airadamente las impugnaciones Judiciales que presentó el Acuerdo Cívico y Social a las postulaciones de Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa, se dijo que la oposición busca en la justicia lo que no puede obtener en elecciones democráticas.


Ahora cabe preguntarse es la oposición la que judicializa la política, o es el oficialismo quien en todos los ámbitos y formas abusa de la normas, tira de la cuerda institucional, genera hechos de corrupción, lo que da lugar a que se deba recurrir a los estrados judiciales.Como es posible que el Jefe de gabinete, sea candidato a diputado cuando todavía es intendente de Tigre con goce de licencia, en que paparruchada puede fundarse que el ex presidente este habilitado para ser candidato por la Provincia de Buenos Aires, quizás en la misma que convalido la candidatura a Gobernador de Scioli cuyos requisitos también eran harto cuestionables.Es el Kirchnerismo el que altera permanentemente reglas de juego, y si en algunas ocasiones se concurre a los estrados judiciales, se lo hace por que en una sociedad civilizada no es dable vivir cotidianamente en la anomia y la trasgresión.

La muerte de Raúl Alfonsin conmovió profundamente a la sociedad argentina, se produjo una movilización tan espontánea como masiva, que lo despidió pacíficamente.Mucho se habla del legado de Alfonsin, este claramente tiene que ver con el respeto a la ley, a su concepción de la política, sustentada en virtudes cívicas, como son la austeridad, la honestidad, la tolerancia y el disenso.Los cambios de una sociedad tienden a parecer imperceptibles, pero en la calle poco a poco la gente muestra su disconformidad con la autocracia, la violencia verbal, la intolerancia, con la baja calidad institucional y con la corrupción.Ese proceso debe ser acompañado, debe hacerse siendo fieles a las convicciones mas profundas no con recetas de ocasión.

Quizás el ejemplo de la construcción de la Alianza en el 1999 y su triste final sea el mejor ejemplo de lo que no debe repetirse y del profundo y titánico desafío cultural que tenemos por delante.

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