sábado, 9 de mayo de 2009

“Un tiempo se agota…un tiempo comienza”

Ing. Mario Jaraz


Se agoto un tiempo.
Se agotó el tiempo de la lucha individual, de la búsqueda del posicionamiento convincente, de la presión al amigo, al correligionario, al dirigente,
Se agotó el tiempo de la competencia personal para demostrar que uno es mejor, que uno sabe lo que los otros no saben.
Se agotó el tiempo de la exposición, de la disputa, del apremio, de la tensión.
Concluyó el tiempo fijado por ley para la confección de las listas de candidatos que cada partido o grupo de partidos presentará en la próxima contienda electoral.
Para algunos, en esta oportunidad pocos, llegó el momento de la alegría por el logro conseguido, y para otros, seguramente muchos, el tiempo de la frustración, de la tristeza, de la amargura.
Ambas situaciones anímicas son valederas y comprensibles, porque si bien hay algunos que figuran en las listas ayudados por alguna circunstancia favorable, otros por sus valores personales y otros porque tuvieron la habilidad de impactar con más fuerza a quienes tuvieron la responsabilidad de decidir, la gran mayoría, especialmente los militantes cuya aspiración es la obtención de una representatividad, sienten que lo que hicieron, lo que trabajaron, lo que intentaron construir desde el anterior acto electoral, no sirvió, no fue tomado en cuenta.
Y si bien son entendibles los estados de ánimo contrapuestos, es imprescindible que todos y cada uno efectúen un análisis profundo, y fundamentalmente honesto para consigo mismo, sobre las causas de los porque del si y del no, para poder entonces tomar conciencia plena del enorme compromiso que para todos presenta el nuevo tiempo que ya se inicia.
El pequeño grupo que asumió la responsabilidad de decidir como debían quedar confeccionadas las listas, de conformidad a una estrategia nacional trazada por los máximos organismos partidarios, debe ser conciente que llevarán sobre sus espaldas hasta que finalice el escrutinio el 28 de junio próximo, el peso de la decisión tomada, sabiendo que hoy más de uno, aunque no dude de su honestidad intelectual, si conjeture sobre la objetividad, los parámetros de valoración utilizados y la aptitud para decidir sobre algo tan conflictivo.
El estar tiene su costo, pero quien estuvo presente debía ser conciente que tenía que pagarlo.
Si bien este fue un trabajo en equipo, el desvelo frente a tamaña responsabilidad, era personal.
Los que fueron incluidos, tendrán que demostrar, con hechos concretos, que su éxito individual tiene sustento, y quienes no escatimaron esfuerzos por estar y no lograron concretar su objetivo, deberán admitir que estas son las reglas de juego de la política y que la desilusión debe ser urgentemente compensada por todas las otras causas que los llevan a participar de un partido político.
La metodología utilizada puede gustar o no, ser la mejor o la peor, pero tiene un gran sustento: la Carta Orgánica partidaria que prevé esta modalidad como válida. Cambiarla o no utilizarla permanentemente porque quizás sería importante que se efectúen variaciones, es sin dudas un gran tema para un próximo debate. Hoy se hizo así debe ser aceptado el procedimiento.
Si lo decidido es bueno o malo para el partido o los partidos del agrupamiento, sólo en el futuro podrá ser determinado y para ello, seguramente, el resultado electoral no jugará un rol excluyente

Aunque lo hecho parezca igual a lo realizado anteriormente, seguramente que no lo es porque cada situación tiene sus particularidades.
Pero así como debemos tomar conocimiento que lo decidido, decidido está, también debemos entender, comprender y asumir con total convencimiento que se agotó el tiempo del trabajo individual y el nuevo tiempo que se inicia nos convoca al trabajo colectivo, al trabajo en común, a la lucha conjunta por conseguir llegar a la meta buscada.
Nada de lo hasta aquí sucedido desde que se inició el proceso electoral debe condicionar la participación.
La política tiene objetivos superiores que la justifican y quienes pretenden ser intérpretes y protagonistas de los escenarios que la misma produce y precisa, deben entender que no es justificativo suficiente el desencanto momentáneo para abdicar o desertar.
El desafío es permanecer, aceptar, trabajar.
La búsqueda del bien común, la lucha por ideales, no concede renunciamientos y si aspiramos a un país mejor, donde los principios del radicalismo encarnados en que no es suficiente ser legalmente libres sino que la república y la política aún le adeuda a la sociedad la posibilidad de serlo en todo su real contexto, debemos predisponernos a pleno para este nuevo tiempo que hoy se inicia.
Al igual que cada mañana....

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