viernes, 1 de mayo de 2009

“REFRESCANDO PRINCIPIOS”

PRINCIPIOS DOGMATICOS QUE SUSTENTAN LA DOCTRINA DE LA UNION CIVICA RADICAL

Compilador: Ing. MARIO JARAZ

ECONOMIA Y DESARROLLO

La Economía es una herramienta de gestión social, sustentada por el ejercicio del poder político y en tal calidad fundada en este y en la consecución de los objetivos que este posee. No estamos en la órbita de la economía política, en el sentido de concebir a la misma como una ciencia que estudia el desarrollo presupuestario – y conexo – del estado, sino más bien en la esfera de la política económica. De esta manera, se supedita el desarrollo de esta última al ejercicio de la primera, y advertimos así que se revierten los conceptos directivos del desarrollo económico que de ordinario rigen la materia.
Asi como se sostiene que “la guerra es una cuestión muy delicada para dejársela a los generales” la política económica es demasiado delicada para dejársela a los economistas…por ende si la misma no se subordina al ejercicio dogmático de principios doctrinarios, subvierte el orden social y lo pone a su servicio.
El humanismo social que empapa a la esencia dogmática de la UCR, no puede descuidar este aspecto, ya que el desarrollo económico no es un fin en si mismo sino un medio al servicio de la felicidad humana, del bienestar social presente y futuro, y del bien común. Por lo tanto la explotación humana, la explotación irracional del medio ambiente, la “enajenación” del aparato productivo, entendiendo a este concepto como la deshumanización de los recursos rentables de la nación, no puede ni deben constituir piezas de gestión propias o conexas de plataforma alguna o de proyecto de gobierno, o aunque más no sea de una “línea de acción” o de cualquier tipo de propuesta a erigir por la UCR.
Es necesario profundizar y detenernos en una aparente contradicción que posee el radicalismo y que resalta a la hora de sistematizar principios de la política económica en la concepción que le es propia en nuestra doctrina y que surgen de la coexistencia de criterios intevencionistas por un lado y acciones de contenido netamente liberal por el otro: la UCR, es un partido que a la hora de situarse ideológicamente frente al respeto a las libertades del ser humano, puede soportar sobre sus espaldas a todas ellas, en forma irrestricta y plena e todo tiempo y lugar…pero la libertad es un derecho que no se defiende a si mismo sino que debe ser defendido y para ello deben erigirse garantías operativas en el contexto social (igualdad), político (sufragio) y económico (derecho a trabajar y a la libre empresa licita) y en el ejercicio de estas garantías tanto como para asegurar el cumplimiento de las mismas, el estado debe ser profunda y eficazmente intervensionista, so pena de quebrar los pactos de cohesión social. Alberdi decía “hay que defender con los cañones de la patria a la constitución y los derechos en ella promulgados,…” (citado por JOSE MARIA DE ROSAS).-
No debemos temer a los conceptos y si a la ignorancia de los mismos…liberal o intervencionista, son preceptos que pueden coexistir en la doctrina de la UCR, pero son conceptos puros – es decir no acotados a la faz económica – y como tales deben ser respetados: el estado no es liberal cuando libera las fuerzas del mercado ni es intervencionista cuando interviene en el mercado…se es liberal en el ejercicio de las libertades propias del ser humano…de todas ellas, no solo la de comprar o vender, sino en libertad de elegir educación, trabajo, salud; y se es intervencionista cuando se protegen las libertades.
Un país no es un mercado de consumo o un mercado de producción, - según las variaciones de su balanza exterior – como pretenden definir “serios” economistas, sino algo mucho más complejo: un país es el eje social, cultural, político, económico e institucional óptimo para el desarrollo del ser humano y su progenie. Por ello la economía no es un fin sino un medio…y no el único, sino de uno de muchos, que la sociedad brinda al ser humano para acceder a la felicidad.
Debemos regenerar el concepto para poner la economía al servicio del hombre y no que el hombre esté al servicio de la economía, para ello la intervención del estado –en forma prudente pero eficaz- es indispensable.

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