viernes, 1 de mayo de 2009

“LOS PARTIDOS POLITICOS, ALGUNAS UTOPIAS, LA GENTE”

Ing. Mario Jaraz



¿Es una utopía pensar que los ciudadanos participen en los partidos políticos con el fin de aportar a la búsqueda del bien común?
¿Que esa participación no este motivada por la ambición de ocupar un cargo público?
¿Es una utopía pensar que los partidos políticos se transformen en escuelas de ciudadanía superando su actual rol de meras agencias de colocación y máquinas aptas sólo para la disputa electoral?
¿Podemos pensar en los partidos políticos como espacios propicios para el debate ideológico doctrinario?
¿Es una utopía asumir a los partidos políticos como auténticas fuentes generadoras de propuestas para la solución de los grandes problemas que afectan a la sociedad?
¿Es una utopía pensar que los ciudadanos acepten el desafío de ser protagonistas activos de la construcción de su propia vida, la de sus semejantes y la de su país, participando espontáneamente en los partidos políticos por entender a estos como el apéndice fundamental e imprescindible del sistema democrático?
¿Se puede pretender que la sociedad entienda que la política es una actividad extremadamente importante por ser la encargada de gestar y diseñar todas y cada una de las actividades que hacen a la vida misma de la sociedad.
¿Es una utopía aceptar que la política y los partidos políticos no son un espacio reservado solo para unos pocos?
¿Llegará el tiempo en el que toda la comunidad respete a sus dirigentes políticos porque estos la respetan expresando perfectamente el sentir de la misma?
¿Es una inocencia estimular a la gente a participar?
¿Es una ingenuidad plantear utopías?
Una de las de definiciones de utopía es “Proyecto, programa o concepción quiméricos”.
La definición nos ubica en el campo de lo imposible, pero el objetivo de esta nota es realizar un aporte a la búsqueda de los senderos que nos conduzcan a superar, aunque sea en parte, este imposible.
Si bien lo descrito puede encontrar un denominador común en “la puja de intereses” que motivan los conflictos que parecen imposibles remediar, creemos factible incorporar a la vida de los partidos políticos una nueva voluntad, fundada en la participación activa de la sociedad, que propicie los cambios necesarios y engendre el compromiso de la cooperación permanente.
Las puertas abiertas de un partido político no pueden ser una circunstancia fortuita, sino el entendimiento de la dirigencia de la importante e irrenunciable función que el mismo tiene en la formación del ciudadano, en la difusión de la ideología, en el diseño de proyectos que contemplando fielmente los principios a los que ese partido adhiere busquen la construcción de la verdadera realización de la sociedad de la república.
No es una tarea sencilla porque sin duda se deberá superar una concepción de partido totalmente opuesta a la hoy vigente y que seguramente defiende más de un dirigente.
El partido político debe convertirse, con el apoyo y la participación estable de todos aquellos que comparten un ideal similar, en una escuela de dirigentes que entiendan especialmente el rol que pueden llegar a desempeñar y el condicionamiento que para su cometido representa el espacio del que se surgió.
En un partido político se debe profundizar el estudio y la formación de hombres que en cada momento entiendan con claridad que sus factibles representaciones deben encontrar un marco de acción que tenga por núcleo central la globalidad del país, con una solvencia intelectual que les permitan superar las presiones de las pujas sectoriales y priorizar permanentemente a la república toda y a la sociedad en su conjunto.
Esto lo deben entender todos.
El actuar en esta línea asegurará la presencia de mejores representantes, una base con identidad y predisposición sujeta a valores para aquellos que puedan ser catalogados como líderes y un seguro para todos y cada uno de los afiliados al partido que sus representantes, que por constitución son los que gobiernan y deliberan en su nombre, no adoptará actitudes o apoyará acciones que perjudiquen a sectores de la comunidad.
Es preciso comprender que no es lo mismo militar activamente en un partido político que ser participante de una corporación empresaria o profesional, aunque individualmente el participante comparta la ideología del partido político.
Las corporaciones, por las que tengo un gran respeto por haber sido durante muchos años integrante de una de ellas, tienen un fin específico que no tiene necesariamente que ser contrapuesto al del partido, pero al tener este la función de abarcar y ocuparse de la totalidad de los problemas del país y la república, que seguramente involucran los de las corporaciones.
La formación que en ambos entes se obtiene es diferente, por cuanto, en el fondo, el objetivo es diferente.
La corporación “ocupándose” directamente por la problemática de su sector, indirectamente se esta “preocupando” por la problemática de los demás sectores de la sociedad y la república; mientras que los partidos políticos tienen la obligación de “preocuparse y ocuparse” de todos los integrantes de la Nación y de la Nación misma.
La enumeración de estas diferencias no pretende invalidar la actitud que adoptan algunos partidos de incorporar en sus listas a hombres de las corporaciones para enriquecer su oferta a la sociedad, en la medida que este procedimiento no se transforme en una constante que pretenda disimular la ineficiencia del partido político en su labor formativa.
El aporte de personas que las corporaciones están realizando a las listas de candidatos de los partidos políticos para las próximas elecciones legislativas, fue el motivo especial por el cual citamos las diferencias y coincidencias que pudieran existir entre los partidos políticos y las corporaciones empresarias o profesionales, ya que de alguna manera esto se contrapone a las argumentaciones expresadas durante el desarrollo del escrito llamando a la incorporación activa de todos los ciudadanos a la vida de los partidos políticos y no a que participen exclusivamente de actos y durante la votación.
Mi intención es la revaloración de los partidos políticos, la búsqueda de un rol decisivo y trascendente de los mismos en el diseño del destino de la Nación ya que son el instrumento que ideó la democracia como escenario de participación.
Es necesario reivindicar a los partidos políticos, para lo cual hay que conseguir que la gente se involucre y se brinde con honestidad y sin especulaciones, lo que le brindará la oportunidad de sentirse parte de la construcción del futuro mancomunado república-sociedad.
Este llamado a la intervención no pretende el abandono de ninguna de las actividades que cada cual realiza en su vida privada, solo es una invitación a una militancia que propicie una actitud pro positiva para con su propia vida, y una mirada diferente sobre la política.

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